Por Cristian Cantero
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Los resultados preliminares en algunas muestras tomadas por el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) confirman la existencia de material transgénico en las simientes de algodón utilizadas para la presente campaña algodonera.
A raíz de esta situación, que pone en riesgo al mismo programa algodonero, ya que hasta ahora existe la expresa prohibición de no usar semillas transgénicas, la autoridad de control decidió abrir un nuevo sumario a seis empresas semilleristas, entre las que se encuentra Traintec SA, que comercializó las variedades argentinas Guazuncho y Pora Inta.
La comercialización y utilización de semillas transgénicas están penadas por ley en Paraguay, por lo que también se comunicó a la Fiscalía del Ambiente.
Los primeros controles se llevaron a cabo en forma coordinada con la Misión Técnica Algodonera Franco-Paraguaya (CIRAD) sobre las variedades IAN 424 e IAN 425 y, debido a los resultados que arrojaron las pruebas, se determinó que los análisis sean extendidos a las demás variedades distribuidas en la campaña 2006-2007 y cuyas muestras estaban guardadas en los laboratorios de Senave. Los poscontroles y detección de contaminación en las diferentes variedades se llevarán a cabo en el Instituto Agronómico Nacional (IAN), para lo cual ya fue aprobado un proyecto operativo.
ES ILEGAL. Consultado al respecto el ingeniero agrónomo Julio González, este explicó que la aprobación de eventos transgénicos y la utilización de un material de estas características están sujetas a varias pruebas que duran de dos a tres años.
“En la producción de algodón todavía no se ha liberado ningún material con un evento transgénico, por lo que su utilización es ilegal”, señala. Recordó que hace unos años ocurrió lo mismo con la soja, cuando ingresaron semillas contaminadas de la Argentina y se empezaron a plantar.
Esta nueva derivación del negociado con las semillas de algodón abre un incierto panorama para el cultivo del rubro, según los especialistas.
Antecedentes
En toda América Latina se venden alimentos derivados de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), pero la mayoría de los consumidores lo ignora, siendo Estados Unidos el principal productor. En 1996 se liberaron comercialmente las semillas transgénicas, sector controlado casi en su totalidad por la firma estadounidense Monsanto. Otras cinco empresas participan en el mercado de forma periférica: BASF, Bayer, Dow Chemical, Dupont y Syngenta.
En Paraguay, a finales de 1998, pobladores de Rincón’i, una comunidad campesina a 120 kilómetros de Asunción, se presentaron ante la Justicia para denunciar a la firma Delta & Pine (hoy propiedad de Monsanto) y sus representantes en el país, por haber descargado 660 toneladas de semillas de algodón vencidas y pretratadas con agrotóxicos y una bacteria modificada en laboratorio.
Riesgo para la salud
En setiembre de 2006, representantes de varias organizaciones ambientalistas solicitaron al presidente Nicanor Duarte Frutos no permitir la liberación de semillas de algodón transgénico. “A los efectos nocivos sobre la calidad de vida de la población rural, los riesgos para la salud humana, la seguridad alimentaria y los daños a la biodiversidad, se suma que la tecnología de cultivo transgénico es más costosa que el cultivo del algodón convencional, pues los supuestos aumentos y ganancias debido a un mayor rendimiento posible serían absorbidos por el costo de la semilla, que es 3 a 10 veces más costosa”, dice la nota entregada al Gobierno.
LA CRISIS DEL PLAN ALGODONERO
* El algodón es el tercer cultivo agrícola más importante, en volumen de producción, después de la soja y el maíz. Es el principal para la economía de los pequeños productores.
* Se estima que unas 50 mil familias campesinas dependen del cultivo del algodón.
Campaña Área de siembra
1998/99 166.204
1999/00 194.760
2000/01 297.865
2001/02 169.671
2002/03 186.405
2003/04 320.000
2004/05 200.000 (estimado)
2005/06 100.000 (estimado)
2006/07 (Sin datos reales)
* La expectativa de siembra para el programa 2006/07 era de 260.000 hectáreas, pero con el descubrimiento de que cerca de unas 100.000 bolsas de semilla no llegaron a los productores, debido a un gran negociado, el área real de siembra es una incógnita. Inclusive todos los datos anteriores pueden ponerse en duda.
Fuente principal: Observatorio IICA.