En su discurso, el papa explicó que las Iglesias orientales viven “aplastadas por una pesada cruz”, pues están “heridas y sangrando por los conflictos y la violencia que sufren”. “Pensemos en algunos lugares donde viven: Tierra Santa y Ucrania; en Siria, en Líbano, en todo el Oriente Medio; en Cáucaso y en Tigray: allí mismo, donde vive gran parte de los católicos orientales, la barbarie de la guerra hace estragos de forma brutal”, lamentó.
En detalle, pidió ayuda para alentar a los cristianos, sobre todo en Oriente Medio, “para ser más fuertes que la tentación de abandonar sus tierras devastadas por el conflicto”.
“Pienso en esta situación horrible. En esa tierra que se está despoblando de cristianos. ¡Cuánto dolor causa la guerra, aún más estridente y absurda en los lugares donde se ha promulgado el Evangelio de la paz!”, afirmó. EFE