La corrupción de autoridades, efectivos de la Policía, tanto Nacional como Caminera, y de funcionarios de Aduanas facilitan la circulación de vehículos robados a lo largo del territorio nacional, que luego traspasan la frontera, explicó el fiscal anticorrupción Arnaldo Giuzzio.
El representante del Ministerio Público recordó el hallazgo de 736 vehículos, la semana pasada, en Bolivia. “Esto demuestra que indudablemente la corrupción impera en toda la zona fronteriza del país, donde se nota que hay un control absolutamente nulo, las autoridades no funcionan y los sistemas de control, mucho menos”, indicó.
Recordó que en el ejercicio de sus funciones ya realizó muchos procedimientos en el interior del país, oportunidades en que observó controles de la Policía Nacional y Caminera. Cuestiona que no se ve el resultado del trabajo encarado por los uniformados, lo que le llama la atención.
Sobre quién es el responsable directo de que los automóviles robados burlen los controles fronterizos, dijo: “Acá encontramos, como institucionalmente responsables a la Policía Caminera, la Policía Nacional, la Aduana, otras instituciones y funcionarios públicos”.
FISCALÍA. Mencionó que colegas suyo no hacen debidamente su trabajo en la cuestión de autos robados. “En un allanamiento, que hace por ejemplo un fiscal en Pedro Juan Caballero o Salto del Guairá, se encuentran vehículos sin documentos y chapas, pero no comunican esa circunstancia a los órganos competentes”, indicó.
Al ser consultado cuál sería la solución para evitar el tráfico de autos robados, respondió: “Cambiar todo, porque los sistemas están hechos para que funcionen, las normas también están dirigidas a eso, pero lo que no tenemos son los hombres, es una falla humana”.
“Estamos cansados de hacer prevención, nuestra competencia precisamente no es la de prevenir la comisión de los hechos punibles”, enfatizó. Agregó el fiscal: “Estamos cansados de suplir la negligencia e incompetencia de muchos funcionarios públicos”.
Giuzzio subrayó que investiga casos que guardan relación con el tráfico de automóviles, pero que sería importante que la Policía Nacional haga un mayor esfuerzo, sin caer en la tentación de las coimas. Culminó diciendo que la mayoría de los rodados robados son llevados al Brasil.
Ciudad del Este y Pedro
Juan son zonas de salida
La nueva vía para llegar a Bolivia es a través del Puente de la Amistad, que une Ciudad del Este con el Brasil, ya que dicha zona es resguardada solo por la Marina Nacional, explicó el comisario Nery Andrés Rojas, jefe de Control de Automotores de la Policía.
En el Puente de la Amistad no tiene acceso la Policía, ya que es zona de la Marina. Los traficantes de autos robados se aprovechan de esta situación y llevan los rodados realizando un largo periplo que finaliza en Bolivia.
La mayoría de los rodados hurtados parten desde la capital y se desplazan por las rutas números 2 y 7, para llegar a Ciudad del Este. Después cruzan por el puente a Foz de Iguazú, Brasil
Una vez en el territorio brasileño, los vehículos en cuestión avanzan por Mato Grosso, pasan por Corumbá, luego cruzan a la localidad boliviana de Puerto Suárez para llegar a Santa Cruz o Camiri, donde son recibidos por los reducidores de rodados.
“Hoy en día existen muchos puestos de control y esto imposibilita el desplazamiento tranquilo”, manifestó el comisario Nery Andrés Rojas. Los robacoches prefieren buscar zonas donde la Policía no tenga acceso.
Otra de las alternativas de los traficantes de vehículos es tomar la ruta número 3 que conduce a Pedro Juan Caballero y cruzar a la ciudad de Ponta Porã, Brasil, Una vez en territorio brasileño se utiliza el camino mencionado a Bolivia.
Cifras
50 millones de dólares al año genera la industria del robo y tráfico de automóviles, según cifras que maneja la Organización Socorro.
395 vehículos fueron robados entre los meses de enero y marzo de este año, de los cuales se recuperaron 213, según datos de la Policía Nacional.
Vehículos 4x4 tienen
preferencia en Bolivia
Los lujosos vehículos todoterreno robados en el país tienen un amplio mercado en Bolivia, según datos proporcionados por la Policía Nacional. A este hecho se le suma el poco control de los órganos de seguridad, en las distintas rutas del territorio paraguayo.
Según estadísticas de la Policía Nacional, entre dos o tres vehículos son llevados por cada viaje al extranjero, en especial a los vecinos Brasil y Bolivia. A este último ingresan aproximadamente 8 vehículos robados de Paraguay por mes.
Los autos sustraídos también son comercializados internamente, en especial para su desarme y posterior venta de los repuestos. Un número menor de vehículos robados son utilizados para la ejecución de actos delictivos como ser asaltos a entidades bancarias o financieras, comercios, así como en los secuestros.
Un delito conexo con el robo de vehículos es la extorsión y chantaje que se realiza desde las cárceles a las víctimas. Reclusos organizados piden a las víctimas una suma alta de dinero, con la promesa de que se le devolverá el automóvil en cuestión. La mayoría de estos casos constituye un engaño.
Datos
Los automóviles modelos 2000 en adelante son considerados “restantes” por los malvivientes, por lo que son comercializados ilegalmente, en especial en el interior del país y en Bolivia, según la Policía. En cuanto a los rodados que van desde el 92 al 99, son llevados a desarmaderos ilegales, donde son desmantelados para la venta de repuestos.
La Policía en reiteradas ocasiones intervino los desarmaderos, con autorización de la Fiscalía. Los presuntos responsables son sometidos a un proceso penal, donde responden por sus actos, ante la Justicia. Uno de los robacoches más famosos es Hugo Insfrán, quien cumple una condena en la cárcel.