29 mar. 2024

El mundo y la cultura

Pedro GamarraDoldán

Cuándo comienza la historia contemporánea, para especificar nuestro tema? Desde el término de la Segunda Guerra Mundial (1945), que es lo mismo decir el año de la aparición de las bombas o del dominio atómico. También es el año del inicio de la Guerra Fría, entre el sistema capitalista y el marxista. O lo es desde el uso de la organización de las potencias petrolíferas (1973), la guerra árabe-israelí, en que el petróleo se volvió un instrumento político económico en la historia del hombre. O es el año 1989, en que se derriba el muro de Berlín y que, entre otros, nuestro país se dejó el duro gobierno stronista, para ingresar a la todavía poca creíble democracia.

Si hemos tratado de señalar cuál es el tiempo contemporáneo, debemos definir el concepto de cultura. Dentro de mi visión es singularmente algo formal y académico. Es la creación y elevación del pensamiento y obra humana, a través de un logro expresado en una obra, que desde lo singular, se vuelve de uso plural.

En una etapa nacional, eran escritores nacionales como Roa Bastos, Elvio Romero, Josefina Plá, Rubén Bareiro Saguier. Hablo de los literatos vivos, los que delimitaban los grandes valores personales o de terceros. Lo eran Carlos Colombino, Hermann Guggiari, Ricardo Migliorisi, los que lo hacían en artes plásticas. Por supuesto, a todos estos nombres habría que sumar los de otras ciencias o artes. Desde luego, no nombro otros en la lista, solo por citar algunos referentes de alto predicamentos en el área cultural social.

Si nos fijamos en los nombres dichos, sin dejar de tener compromiso ético y estético y su compromiso político exteriorizado, era más el testimonio del arte comprendido en una estética nacional. Pero no eran valores de uso político, tenían si valimientos ideológicos y de redención del Paraguay. desde sus posibilidades.

Desde la Asunción de la nueva Constitución Nacional (1992) del que participaron valiosos miembros de cultura nacional el mundo se volvió adicto a las cifras económicas hacían usos de esos guarismos para hacer un uso político de esos logros, no como conquista social, de beneficios colectivos bien distribuidos, si no con un objetivo bien claro: El poder político.

Los partidos y movimiento existentes en nuestro país, de manera oficial, han dejado muy atrás lo ideológico, para lanzarse al uso político partidario, a la imposición de un poder político en detrimento del poderío ideológico.

Los partidos son guarismos de cifras de voto, en detrimento de su compromiso de crecer por el valor de las ideas y por la proyección que tuvieren. ¿Quién conoce hoy la declaración de principios de los partidos y movimientos políticos existentes?

Esta depreciación en ideas y pensamientos ha llegado al mundo de la cultura. Nada hay en las redes sociales que llegara al valor testimonial y objetivo de un libro. Está la terrible segmentación de todo en ser de derecha o de izquierda; o más aun, en ser nacionalista o antinacionalista.

LA CULTURA ES POLITICA

Desde luego que si el valor público y colectivo de la cultura, como obra humana, tiene una mayor o menos cualificación política, pero no es universalmente ese su objetivo. Su misión social sería seguir de acuerdo a los aforismos de los escritos de la época de la Guerra Civil Española (1936), de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y, por qué, no muestra aciaga guerra civil de 1947. Aquí se buscaba (y se logró en muchos casos) que la obra artística sirviera.

La libertad de expresión, parcialmente imperante, permite un conocimiento fluido de la obra de escritores jóvenes o mayores, pero el intelectual o el científico busca mucho el apoyo del Estado, de empresas y oenegés internacionales, con su peligrosa tendencia a someter sus puntos vista o su obra al sistema, a una paga o a un conservadurismo en sus valores.

Como defensa durante el régimen político anterior (el del stronismo), existían mucha agremiación, muchos cenáculos o centro de estudios que sobrevivían, generalmente, por la autogestión.

Hoy la obra del escritor se destina sometida. generalmente, por el imperio del poder de la prensa a dar una opinión sesgada en su pensamiento sobre el medio. Los centros de cultura o científicos languidecen hoy día.

Esa cauterización del pensamiento cultural contemporáneo en el país, lleva a una domesticación o pérdida de independencia del pensamiento propio. El costo es casi universal. El hombre de ideas somete al imperio económico y político su forma de pensar.

La política, en el mal sentid, se va posesionando de la cultura nacional.


Debates

La cultura en el mundo contemporáneo sufre transformaciones por imperio de la política y de la economía. Una reflexión acerca de este fenómeno cíclico.

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