Salvando las exigencias para acceder a recursos económicos del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), que destina el 30 por ciento de los ingresos anuales provenientes de la cesión de energía de Itaipú al Brasil a promover la excelencia educativa, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) dispondrá el año viene de 8 millones y medio de dólares para la educación inicial.
De ese modo, el Estado empezará a saldar en parte la larga injusticia de dejar en el olvido a los niños de 3 y 4 años que hasta ahora ingresaban al preescolar o, directamente, al primer grado. Las edades mencionadas son esenciales para socializar a los pequeños y ofrecerles las herramientas básicas que les permitirá aprender con eficiencia más adelante.
Con los fondos disponibles se cubrirá una parte de las necesidades, abarcando a 4.350 niños a partir del 2014. Sin embargo, aún queda una vasta demanda insatisfecha en el sector.
La Constitución Nacional, en su artículo 73, consagra el “derecho a la educación integral y permanente” buscando “el desarrollo pleno de la personalidad humana” para insertarse en la sociedad. La Ley General de Educación parte de esta enunciación para mencionar que uno de los fines de la educación paraguaya es “el pleno desarrollo de la personalidad” de los alumnos, “con el crecimiento armónico del desarrollo físico, la maduración afectiva y la integración social libre y activa”.
Tanto el Plan Estratégico de Educación Paraguay 2020 como el Plan Nacional de Educación 2024, elaborado posteriormente, ponen énfasis en el mejoramiento de la educación. Ello, empieza, en primer lugar, por un sistema inclusivo que abarque a todos los niños en edad escolar para apuntar luego a la construcción de la calidad educativa.
Hasta ahora, los niños de áreas rurales, que son la clientela de las escuelas públicas, están marginados del beneficio que hace rato ofrecen las instituciones de enseñanza privadas. Es oportuno, pues, que esta primera partida del Fonacide para la educación esté destinada a un segmento olvidado de la población, incluyendo también a los discapacitados, más marginados que los demás.
El MEC informó que 100 escuelas de gestión oficial, en Asunción y 10 departamentos, utilizarán los fondos para las áreas de infraestructura y equipamiento, cubriendo también recursos didácticos y humanos dentro del Plan Nacional de Desarrollo Integral de la Primera Infancia.
De buenas a primeras, es auspicioso el proyecto. Es necesario, sin embargo, que el MEC tome medidas para que la atención a los hoy marginados forme parte de una política de Estado permanente y sustentable que abarque, cuanto antes, a todos los niños y que sea también parte de los afanes de sucesivos gobiernos.
Con niños que desde muy tierna edad acuden a las aulas para recibir educación de acuerdo a su grado de madurez psicomotriz, podrá apuntarse con más posibilidades de éxito a reducir los niveles de fracaso escolar y a la disminución gradual de la profunda desigualdad social que hoy impera.