02 dic. 2025

El impacto real de la IA en el empleo: Ni apocalipsis ni fantasía

La conversación sobre inteligencia artificial (IA) suele llevar a dos extremos: el miedo al reemplazo masivo de empleos y la ilusión de una automatización perfecta que resolverá todos los problemas. La realidad, sin embargo, es más compleja y sobre todo más humana. Paraguay no enfrenta un escenario de apocalipsis ni de fantasía tecnológica, sino un proceso de transición que definirá su competitividad, su productividad y las oportunidades que tendrá su juventud en los próximos años.

Hoy la IA ya está presente en nuestro mercado laboral, aunque de manera desigual. Distintos sectores incorporan herramientas de automatización y chatbots que hace apenas unos años parecían lejanos. A nivel global, más de la mitad de las grandes empresas utiliza soluciones de IA, y el 24% de los empleadores que planean contratar lo hará para adaptarse a estos avances. Esa misma tendencia comienza a sentirse en Paraguay: no como amenaza inmediata, sino como un cambio inevitable.

Entre los jóvenes, el impacto es visible. Entre el 15% y el 20% de los puestos que hoy ocupan ya incorporan alguna tarea vinculada a la IA. No se trata de reemplazo directo, sino de transformación: menos actividades repetitivas y más tareas asociadas a análisis, atención, resolución y trabajo colaborativo. El desafío no es evitar la tecnología, sino acompañar a los jóvenes para que puedan aprovecharla. Sin formación, quedan en la parte más vulnerable del mercado; sin embargo, con capacitación pueden insertarse en sectores dinámicos con mejores oportunidades.

El avance acelerado de la IA amplifica una brecha que ya existía. Estudios registran niveles récord de escasez de talento a nivel global: 60% de los empleadores tiene dificultades para cubrir posiciones, especialmente en IT, datos y habilidades digitales avanzadas. En Paraguay, donde miles de jóvenes trabajan en la informalidad o en roles poco calificados, esa brecha se profundiza: la tecnología puede automatizar tareas sin que ellos estén preparados para acceder a los nuevos empleos que surjan.

Pero esta realidad no debe paralizarnos. Paraguay tiene una ventaja que muchos países envidian: una población joven con energía, creatividad y ganas de aportar. El riesgo está en no aprovechar este talento. La IA puede convertirse en un puente hacia empleos de mayor calidad, mejores ingresos y oportunidades globales, siempre que apostemos a la capacitación masiva, al aprendizaje continuo y a una estrategia país de desarrollo de habilidades.

La transición tampoco depende sólo de las personas. Las empresas tienen un rol decisivo. Integrar IA no puede ser una decisión aislada ni puramente operativa; debe ser parte de una estrategia de “personas primero”. Rediseñar procesos, invertir en habilidades, conversar con los colaboradores y crear ambientes donde la tecnología complemente y potencie el trabajo humano es clave para que esta transformación sea sostenible. La evidencia lo confirma: solo el 20% de las reducciones de personal en el mundo se atribuyen directamente a la automatización. La mayoría de los empleadores ve la IA como complemento, no como reemplazo.

Si queremos que Paraguay avance hacia un futuro laboral inclusivo y competitivo, necesitamos que Estado, empresas y academia trabajen de forma articulada. No para frenar la tecnología, sino para asegurarnos de que nadie quede atrás. La IA puede ser una amenaza para quienes no acceden a herramientas y formación. Pero también puede ser una oportunidad extraordinaria para un país con talento joven, estabilidad y potencial para insertarse en la economía del conocimiento.

La transición ya empezó, y Paraguay tiene todo para convertirla en ventaja. Si alineamos visión, talento y tecnología, podremos construir un mercado laboral más dinámico, competitivo y humano. La IA no define nuestro destino; lo define lo que hagamos con ella.

Más contenido de esta sección