16 feb. 2025

El escándalo de tener hambre

Por Pa’i Oliva
Este es un tema no bien acogido en el Primer Mundo. En este tiempo de fin de año, los países ricos derrochan comida suficiente como para detener el hambre en el mundo. La Navidad, perdido su sentido cristiano, consiste en comer y beber alcohol en demasía.

Comienzo con una afirmación que escandaliza: tener hambre no es solamente estar mal alimentados. Es mucho más. Es el deterioro progresivo del organismo. La apatía ante la vida. La pérdida del sentido social. La indiferencia ante todo. La violencia animal por conseguir algo de comer.
Y actualmente 2.000 millones de personas padecen hambre en el mundo.

Hasta el siglo XIX decían los entendidos que las grandes hambrunas tenían causas naturales. Sequías o inundaciones. Después de dos siglos sabemos que el hambre tiene como causa el comportamiento.

Comportamiento llamamos al sistema económico vigente, que se olvida de los empobrecidos, dejándolos al margen de la sociedad.

Y acabo con otra afirmación aún más escandalizadora: “Mundialmente hay alimentos para todos. El problema está en la desigual distribución de ellos”. Así habló la FAO en la Conferencia Internacional sobre la Nutrición (Roma, 1992).

Un caso concreto: Paraguay, nación exportadora de alimentos, hoy se ve obligada a importarlos por la desidia de los gobernantes y por la ambición de los dueños de las tierras. Un ejemplo: tenemos diez millones de vacas y somos apenas cinco millones y medio de personas. Y hemos tenido que comprar este año carne vacuna del extranjero.