Ella residía en una zona “aislada” de la cárcel del Buen Pastor, con cuatro celdas a su disposición: Tres de ellas para su uso personal y otra para que duerma su brazo derecho, Francisca Andino, otra condenada.
Esta situación levantó nuevamente fuertes críticas por el evidente consentimiento de autoridades penitenciarias para que ella ocupe tantos lugares, pese a la poca capacidad de reclusión en dicho lugar y el hacinamiento denunciado en reiteradas ocasiones.
Se confirmó que allí ella disponía de tres celulares y una notebook para comunicarse con el grupo armado. Lo que se investiga ahora es si ella nuevamente quedó como líder, tras el fallecimiento de su hermano, Osvaldo Villalba.
OFICINA DE CAPOS NARCOS. Pero esta no es la primera vez, ya que recordando episodios pasados, años atrás ya se habían desmantelado celdas de conocidos capos que vivían por años en lujosas reclusiones y pese a las promesas de que eso iba a cambiar, esto sigue siendo una realidad.
En el 2015, el ya fallecido Carlos Chicharõ Sánchez, estando recluido en el penal de Tacumbú, generó una fuerte polémica cuando se filtró una ostentosa celebración por la victoria de su hermano como intendente. Las fotos de la fiesta evidenciaron los lujos que disfrutaba allí.
Ya al siguiente año, solo porque se filtraron imágenes de la lujosa suite en la que residía el narcotraficante Jarvis Chimenes Pavão, el entonces viceministro Éver Martínez realizó la denuncia.
Jarvis tenía todo un sector de la cárcel de Tacumbú solo para él. Parte de su cómoda reclusión eran los impecables costosos sofás, una colección de DVD, televisores y hasta una oficina con biblioteca que nada más y nada menos se usaba para recibir a personas importantes.
Desde allí –incluso–, habría ordenado asesinatos y había negociado con miembros del EPP la liberación del joven hijo de colonos, Arlan Fick, según él lo confesó en una entrevista con Telefuturo.
A raíz de este descubrimiento, Julio Agüero, entonces interventor de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios, anunció en ese 2016 que a partir de ahí iba a regir una política de transparencia, para que la ciudadanía también sepa qué estaba ocurriendo adentro y que especialmente así se eviten que siga existiendo más celdas vip.
Sin embargo, estas palabras se las llevó el viento, ya que solo tres años después, se allanó la celda en la que vivía Javier Cucho Cabaña, presunto narcotraficante, quien desde el 2018 está procesado por lavado de activos proveniente del tráfico de drogas.
Este también contaba con todas las comodidades no características de una cárcel, incluyendo equipos de gimnasios y otros chiches.