Por Gustavo R. García
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“La competencia es muy desigual. En San Lorenzo solo sobreviven los negocios informales como la venta de equipos de celulares robados o productos como harina, azúcar, aceite, ingresados al país de contrabando”, asegura el presidente de la filial de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) en esa ciudad, Eugenio Acosta.
Este gremialista es propietario de una pequeña industria dedicada a la elaboración de pastas frescas: Mastapa, que brinda trabajo a entre 10 y 15 personas (dependiendo de la demanda) y personalmente realiza la distribución de los productos.
“Esta pequeña industria la mantenemos, ya que da de comer a algunas familias y no queremos que esto se cierre, nuestro producto es muy requerido en toda la zona e inclusive pensamos expandir las ventas”, señala el productor.
Industrias como Mastapa ya casi no quedan en San Lorenzo, ni en otras ciudades del departamento Central, refiere el entrevistado. Las fábricas nacionales tienden a desaparecer por la informalidad creciente, agrega.
CENSO. De las 3.049 plantas industriales censadas en 1997 y ubicadas en distintas regiones del país, 1.588 unidades, con una actividad diversificada, estaban ubicadas en el departamento Central.
Algunos sectores importantes de la producción industrial constituyen el procesamiento de alimentos, muebles de madera, manufactura en tejidos y en calzados, producción farmacéutica, gráfica, plástica y metalmecánica. A esto se agregan las industrias de procesamiento de frutas y verduras.
La UIP no cuenta con estadísticas precisas respecto a la cantidad de manufacturas que tuvieron que cerrar, pero aseguran que muchas han desaparecido, ya sea las de gran porte, como las pequeñas empresas familiares. Algunos referentes de este gremio señalan que las firmas clausuradas llegan al 50% de la cantidad que había en 1997.
Y en estos días de Semana Santa, la actividad informal va en aumento, pues muchas bolsas de harina, azúcar, aceites y bebidas ingresan en forma irregular al país.
La importación ilegal de mercaderías, es decir, sin el pago de los tributos aduaneros, se arrastra en el Paraguay desde hace mucho tiempo, pero cobró más intensidad durante la dictadura de Alfredo Stroessner.
Cifras
30 microindustrias quedan en la zona de San Lorenzo luego de que hasta hace cinco años existían al menos 120 firmas de ese tamaño, asegura el empresario Eugenio Acosta.