“Bischoff, que lleva en el banco desde 2000, anunció que no se presentará a la reelección en el consejo en la próxima Junta General y que se retirará del banco este año”, explicó la entidad en un comunicado difundido tras el cierre de la bolsa de Nueva York, donde hoy subió un 31,1%, hasta los 3,67 dólares por acción.

Fotografía del 11 de noviembre de 2006 de Richard Parsons, quien fue nombrado presidente del consejo de administración del Citigroup, en sustitución de Win Bischoff. EFE/Archivo | Ampliar imagen
Al anunciar este nombramiento, el consejero delegado del banco, Vikram Pandit, aseguró que “Win ha sido un sobresaliente miembro y presidente del Consejo, así como un fiable asesor” para él durante el tiempo que ha estado en Citi.
Parsons, que es miembro independiente del consejo del banco y asumirá su nuevo cargo el próximo 23 de febrero, estuvo al frente de Time Warner tras los complicados tiempos que siguieron a la fusión de ese grupo de comunicación con America Online en 2000.
En un comunicado, Parsons aseguró que desea continuar con su trabajo en el consejo y en la gestión de Citi bajo su nueva atribución.
Anunció que, a medida que los consejeros se vayan renovando, buscará que los nuevos miembros “tengan un fuerte y probado conocimiento empresarial y experiencia en el sector financiero y bancario”.
Este nombramiento llega después de que el pasado 16 de enero el banco anunciara que en 2008 perdió 18.700 millones de dólares, afectado por la crisis crediticia, lo que supuso el peor año de su historia.
Ese mismo día, y bajo la presión de autoridades y analistas, también comunicó su decisión de escindirse y renunciar a su modelo de negocio, con el que en la última década se ha convertido en todo un supermercado financiero.
Citicorp integrará las actividades de banca privada, de inversión y de consumo, así como las tarjetas de crédito de la entidad; mientras que Citi Holdings agrupará el resto de los negocios no estratégicos y que más problemas están dando a la entidad.
La nueva estructura permitirá al que fuera el mayor banco del mundo librarse del lastre de los activos “tóxicos”, los que se acumularon durante la burbuja inmobiliaria y que ahora se han vuelto irrecuperables.