Por Miguela Benítez Fariña
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En los últimos días se instaló por encima de temas deportivos, políticos y hasta familiares. El calor, que llega a los 44 grados centígrados en los termómetros de las calles, está al acecho, convirtiendo en hornos las casas y arriesgando la salud de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
El mal humor de las personas que sufren los efectos, desde sus lugares de trabajo o centros de estudio, es más que notorio. Y de ello da fe Marcela, una ama de casa, madre de tres hijos de 16, 15 y 8 años, que debe lidiar con el mal genio de su marido cuando llega del trabajo.
Fernando trabaja en una compañía de seguros en Asunción, pero vive en Ñemby. Y desde que el aire acondicionado de su auto se averió, llega a la casa despidiendo fuego por el cuerpo, con dolor de cabeza.
“A la tarde la gente está con los nervios de punta. Yo voy despacio, pero los demás hacen cualquier cosa para superar las dobles filas”, cuenta este ejecutivo, que unos minutos antes de pisar tierra le pide a su esposa que prepare tereré.
“El otro día Juana, mi hija mayor, salió con su papá al centro, tempranito. Regresaron a la tarde. Ella estaba con la cara rojísima y me dijo que ahora comprendía por qué su papá llegaba tan irritado”, dice Marcela.
MALA INFLUENCIA. El calor influye negativamente en el ánimo de las personas, considera Antonella Elli, egresada del bachillerato técnico en Salud del Colegio Nihon Gakko y una de las integrantes del proyecto “Islas de calor urbano”, un trabajo referido a la acumulación de temperatura en Asunción y el Departamento Central.
“Con el calor nos sentimos pesados y estresados, es una época de muchas alergias también. Según las informaciones, Paraguay aumentó su tasa de cáncer de piel, cuya causa primera son los efectos del sol”, dice preocupada la estudiante de Medicina.
La biometeorología, una rama de la meteorología que tiene en cuenta la influencia del clima en la salud de las personas, enumera una serie de complicaciones en el calor, explica Jorge Sánchez, gerente de Climatología de la Dirección de Meteorología e Hidrología.
“Las altas temperaturas traen insolación, golpes de calor y problemas cardíacos. Una persona se deshidrata en segundos, mientras que hidratarse (reponerse de minerales y sal) lleva horas”, agrega.
A LO LEJOS. Más allá de las fronteras, los pronósticos mundiales dan la alarma. La Oficina de Meteorología Británica informó que el 2007 será el año más caluroso a nivel mundial, superando incluso el récord de 1998. Se cree que la temperatura media del año del planeta superará este año en 0,54 grados centígrados la media de 14 grados centígrados del período comprendido entre 1961 y 1990.
La temperatura más alta registrada en Paraguay fue de 44,8 grados centígrados, en Pedro P. Peña, hace más de treinta años, al decir de Sánchez.
Pero la temperatura ambiente es solo un referente, porque lo que se sufre en carne propia es la sensación térmica, que siempre es bastante superior y depende de la humedad, en opinión del gerente de Climatología. “La humedad agrava la sensación de calor. Se transpira más. Se tapan los poros hasta que el cuerpo refrigera todo eso”, explica.
Sobrevivir al calor tiene sus reglas: no exponerse al sol entre las 10.00 y 16.00, y de hacerlo usar protector solar y lentes de sol; hacer ejercicios, beber abundante agua y consumir verduras crudas y frutas. De lo contrario, aquello de que se puede “morir de calor” puede convertirse más que nunca en una frase literal.