Por Patricia Cañete
y Miguela Benítez
De polo a polo, el calentamiento del globo se va manifestando a través de los eventos extremos como inundaciones, sequías, cambios bruscos del clima y la desaparición de la fauna y flora. Cada verano será más caluroso. Este es el resultado del cambio climático.
El clima sufre variaciones como consecuencia de la emisión de gases de efecto invernadero que se desprenden de las actividades humanas, como la deforestación, la quema de bosques y la operación de industrias sin las adecuaciones ambientales previstas.
“Nosotros mismos somos los que estamos colaborando con el calentamiento global de nuestro planeta, porque usamos combustibles fósiles y como consecuencia se permite la contaminación industrial, la destrucción de bosques y de las tierras húmedas”, explicó el Dr. Carlos Cabañas, de la Sociedad Científica del Paraguay.
De continuar esta situación, el calentamiento global se repartirá de manera desigual, será menor en las zonas costeras donde el mar refresca la tierra y mayor en las zonas continentales, donde sí el sol quemará con todas sus fuerzas, afirmó Cabañas.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, en un informe estableció los posibles impactos de un abrupto cambio climatológico que en el peor de los casos podría convertir en inhabitables grandes áreas del mundo, habría abundante escasez de alimentos y agua y además se producirían emigraciones masivas y guerras.
IRREVERSIBLE. Frente al panorama nada alentador se presenta la alternativa de reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que contribuye a disminuir los efectos del calentamiento global.
Ya este efecto hará que el 2007 sea el más caluroso que se haya registrado jamás y tendrá consecuencias para todo el planeta, explicó el especialista.
El Ing. Ángel Parra, especialista en Cambio Climático de la Secretaría del Ambiente (Seam), explicó que la radiación solar aumentó de manera “dramática” por lo que millones de kilómetros cuadrados de capas de hielo están desapareciendo por año, situación que alarmó a la comunidad internacional debido a que las predicciones que se tenían para dentro de 15 años ya se están manifestando ahora.
“Los efectos para América Latina se traducen en que las zonas áridas lo sean mucho más, como la del Chaco, y las precipitaciones serán más escasas. Mientras que en donde llueve la frecuencia será totalmente irregular como está ocurriendo ahora”, afirmó.
El informe indica que en un poco más de cuarenta años la cuarta parte de las especies serían exterminadas y entre 100 y 200 millones de personas estarán en riesgo de hambruna. Además, el 30% de los ecosistemas húmedos desaparecerán y a este mismo porcentaje se elevarán la fauna y flora en peligro de extinción.
Adaptarse a los cambios
¿Qué queda por hacer? Revertir la situación ya no es posible, asegura Parra, pero el freno de la deforestación será fundamental además de la disminución de las emisiones de carbono a nivel mundial.
Aseguró que la humanidad debe buscar estrategias para adaptarse a esos cambios.
En el marco de la Convención y Protocolo de Kyoto –ratificada por Paraguay y por más de 100 países– uno de los mandatos de los firmantes es desarrollar estudios nacionales para realizar evaluaciones de las áreas vulnerables y desarrollar estrategias de adaptación para las consecuencias del cambio climático.
Parra comparó la disponibilidad de recursos entre el país y los del primer mundo. “No disponemos de los recursos de los países del primer mundo como Holanda que crea un sistema de represas y diques que los protegen de las inundaciones. Lo que se debe buscar es dar utilidad a la tecnología local y que la gente entienda lo que está pasando”, puntualizó.