Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, concretaron ayer un acuerdo donde en realidad hablan del compromiso de iniciar las negociaciones para discutir los términos y las condiciones para construir, a través de una empresa mixta, actividades industriales y comerciales a partir del procesamiento de hidrocarburos.
A pesar de que el propio Duarte Frutos y el presidente de Petropar, Alejandro Takahashi, aseguraron que el Gobierno venezolano aportará 600 millones de dólares para modernizar y ampliar la refinería instalada en Villa Elisa, el acuerdo solo habla del inicio de las negociaciones.
Incluso el documento suscrito en la Cumbre Energética, en Isla Margarita, habla de la posibilidad del estudio de otros proyectos como la instalación de tanques de almacenamiento en el Río de la Plata, el desarrollo de operaciones comerciales regionales y la prospección y exploración de hidrocarburos en el Paraguay.
Con relación al financiamiento del proyecto, el acuerdo establece que los gastos en que incurra cada una en el desarrollo de los proyectos mencionados, serán sufragados por cada órgano ejecutor designado por las partes, a menos que se acuerde por escrito otro mecanismo.
Takahashi dijo que la actual refinería de Villa Elisa es una planta obsoleta, por lo cual Petropar se ocupa más de importar gasoíl, con un precio regulado por el Estado, que de refinar el crudo, ya que empresas privadas importan las naftas.
Empresarios. Varios empresarios del sector gasolinero y técnicos del ámbito energético dudan de la viabilidad del proyecto, e incluso hablan de que no sería rentable invertir en una refinería.
Otra de las críticas centran la mira en que el acuerdo con Venezuela obligará a nuestro país a trabajar exclusivamente con crudo venezolano, lo que causará, según las opiniones, “una total dependencia del país bolivariano en materia de petróleo”.
También el vicepresidente Luis Alberto Castiglioni dijo que “nuestro país no gana nada con una alianza con el izquierdista Chávez”, coincidiendo en gran medida con la opinión de varios referentes del sector privado.
Alejandro Conti, presidente de la Esso Paraguay, dijo que una de las principales dudas que tiene al respecto es “cómo alimentarán de crudo la refinería, porque un oleoducto es una obra impensada, por la cantidad de capital que se necesita para traer el petróleo de Venezuela”. Y traer crudo por barcos y barcazas también tiene un costo altísimo, con posibilidades de contaminar el río Paraná. Estas consideraciones serán analizadas .