12 feb. 2025

El 2006, un año negro para ex hombres fuertes

El ex dictador chileno Augusto Pinochet murió ayer, Día Internacional de los Derechos Humanos, unos meses después que el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner y en el mismo año en que delegó el poder el líder cubano, Fidel Castro.
Su muerte despertó los fantasmas de las dictaduras que imperaron en la región durante las décadas de los años 70 y 80, que le costaron torturas, exilio y muerte a decenas de miles de personas que creyeron en la izquierda como salida para las injusticias que aún persisten en América Latina.
La fuente de inspiración para muchos de esos movimientos de izquierda perseguidos por dictadores como Pinochet, Stroessner o el argentino Rafael Videla había sido la insurrección que, dirigida por Castro y Ernesto “Che” Guevara, entró victoriosa a La Habana el 1 de enero de 1959.
La revolución cubana fue un “abrevadero ideológico” para la Unidad Popular (UP) que en 1970 llevó al poder en Chile a Salvador Allende, muerto en el cruento golpe de Estado que Pinochet encabezó el 11 de setiembre de 1973.
Aunque no tenía raíces castristas, la UP nació bajo el ala de la revolución cubana y los propios chilenos parecieron reconocerlo con el monumental recibimiento dado a Fidel Castro el 10 de noviembre de 1971, cuando comenzó una visita de Estado que acabó prolongándose durante casi un mes.
El propio Castro calificó esa larga estancia en Chile como “un encuentro simbólico entre dos procesos históricos": la revolución que él mismo encabezaba y lo que muchos consideraron como “la vía chilena hacia el socialismo”.
Por las paradojas del destino, esos dos procesos parecen volver a encontrarse con el fallecimiento de Pinochet y los serios achaques de Castro.
Paradójico también es que el ex dictador chileno haya muerto un 10 de diciembre, fecha que las Naciones Unidas instituyeron en 1950 como el Día Internacional de los Derechos Humanos. EFE