WASHINGTON - EEUU
En un discurso el presidente Donald Trump responde a los desafíos en materia de seguridad que enfrenta el país, colocando el frente económico en el centro de su estrategia, con China y Rusia en la mira.
China y Rusia actúan en detrimento de los intereses y valores de Estados Unidos, dice la Casa Blanca en el documento Estrategia de Seguridad Nacional. “China y Rusia desafían el poder, la influencia y los intereses de Estados Unidos y están tratando de socavar la seguridad y la prosperidad de EEUU”, asevera el documento, que usa un lenguaje particularmente mordaz.
Los dos países “están decididos a hacer las economías menos libres y abiertas, a incrementar sus ejércitos y controlar la información para reprimir a sus sociedades y expandir su influencia”, agrega. “China y Rusia quieren crear un mundo que sea la antítesis de los valores y los intereses de EEUU”.
El presidente estadounidense que, desde el clima hasta el libre comercio, marcó una neta ruptura con su predecesor Barack Obama y contribuyó a aislar a EEUU en la escena internacional, presentó ayer su “estrategia de seguridad nacional”, un espeso documento que revisa los desafíos que enfrenta la nación.
El texto afirma la convicción de la administración de que la competitividad económica es un tema de seguridad nacional, indicó un responsable estadounidense, que recalcó la determinación de la administración de luchar por los intercambios equilibrados, en particular con China. “La mejor arma que tenemos es la fuerza de nuestro PIB”, añadió ese responsable, citando una frase del secretario estadounidense de Defensa, James Mattis.
Más allá de poner el acento en el debate económico, la visión de Trump se desmarca de la de sus predecesores, tanto demócratas como republicanos, en la cuestión de la seguridad interior y del control de las fronteras. A finales de setiembre, en la ONU, Trump pronunció un discurso de una violencia poco habitual en este tipo de foros en el que insistió en la soberanía de Estados Unidos, pero no dejó traslucir una verdadera doctrina Trump sobre el lugar de EEUU en el mundo.