La combinación de los comandos “Norte” y “Sur” en un “Mando Conjunto Occidental” iría acompañada con la disolución del Mando Africano que inició sus operaciones en 2007.
Estos cambios responden, en buena parte, a las reducciones de gastos militares de Estados Unidos después de más de una década de guerras en Irak y Afganistán, y operaciones en todo el planeta dentro de su guerra contra grupos terroristas.
Actualmente, el Pentágono tiene dividido al mundo en seis “provincias” o teatros de operaciones bajo Mandos Conjuntos que combinan las actividades del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina en sus regiones respectivas.
El periódico, que cita a fuentes militares de alto rango que no identifica, señaló que la reorganización cerraría dos de esos mandos conjuntos, y ocho mandos de servicios de apoyo, con un total de más de 5.000 empleados civiles y militares.
La disolución del Mando Africano dejaría a la mayor parte de África, como en el pasado, dentro de la responsabilidad operativa del Mando Europeo.
La región occidental de África retornaría, bajo esa reestructuración, a la responsabilidad del Mando Central que extiende su supervisión al Golfo y Asia Central.
Y Afganistán y Pakistán, que ahora están dentro del área de operaciones del Mando Central, pasarían al Mando del Pacífico, según el diario.
“La combinación de los mandos Norte y Sur podría llevar a la disponibilidad de mayores recursos para las actividades en América Central y América del Sur que, según los expertos, ha sido por mucho tiempo la región de más negligencia del Pentágono”, añadió el artículo.
La combinación de ambas regiones “podría atender mejor los problemas de cruce de fronteras, en particular el tráfico de drogas, entre México, América del Sur y Estados Unidos”, dijo al diario Bob Killebrew, un coronel retirado del Ejército y académico en el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.
El Mando Norte incluye actualmente a México, Estados Unidos y Canadá. El Mando Sur cubre el Caribe y toda América Central y América del Sur.
“Tiene sentido que no haya una especie de frontera artificial dentro del Pentágono, no sólo entre México y América Central sino también entre México y la frontera estadounidense”, añadió Killebrew.