Por Rubén Penayo
rubenpenayo@uhora.com.py
“Sin control, con fines puramente electoralistas”. Así había calificado el comportamiento de Yacyretá e Itaipú el viernes, en la homilía central de Caacupé, monseñor Claudio Giménez. Si bien habló con las licencias del caso, sin dar pruebas concretas, hoy Última Hora muestra evidencias de lo que el prelado recalcaba en su mensaje a la feligresía católica.
De acuerdo a una investigación realizada por ÚH, la empresa Altavista SA, perteneciente al hoy capitán PAM (piloto aviador militar) Félix Erico Ortiz Villagra, facturó casi exclusivamente con Yacyretá, con mayor asiduidad en las fechas previas a las elecciones generales del 2003, realizadas el 29 de abril.
El uniformado, que por aquella época estaba retirado del ámbito militar, reconoció que a partir del 2001 operaba como aeronavegador de Nicanor Duarte Frutos. “Se acostumbró conmigo”, fueron sus palabras (ver pág. 3). No obstante, recalcó que sus trabajos fueron realizados para Yacyretá.
OTRO RUMBO. Una auditoría realizada por la Contraloría General de la República en el 2003 –la única hecha a una binacional hasta hoy–, no obstante, no detectó la dirección de los vuelos, pues en los documentos a los que accedieron no se estipula este aspecto.
La excepción la hicieron dos viajes de la empresa Volar, realizadas a fines del 2002, pero pagadas en el 2003. Esta perteneció a Ortiz en calidad de empresa unipersonal.
En el detalle de la Contraloría se deja constancia del concepto: “servicio aéreo de taxi, para traslado Asunción-Encarnación-Asunción”. Mientras, en los demás, solo está escrito: “servicio de vuelo”, tal como se indica en el recibo que aparece en este página, aunque se supone en el informe que tenían el mismo destino.
La EBY, lado paraguayo, pagó 48 vuelos en el 2003, de los cuales 40 se realizaron antes de la disputa presidencialista, en la que Nicanor Duarte Frutos (ANR) había enfrentado a Julio César Franco (PLRA) y Pedro Fadul (PQ), como contendientes principales. Es decir, en el primer cuatrimestre del año, utilizaron el 83,33% de los vueltos proyectados para el ejercicio anual.
De acuerdo a Contraloría, en aquel año la administración paraguaya sobregiró su propio presupuesto en el concepto de transporte en 96,08% más. De G. 613.900.000 previstos, ejecutó G. 1.203.900.000, sin que hubiera ninguna autorización o reprogramación para el efecto.
70 POR CIENTO. De los cerca de mil doscientos millones de guaraníes, 349.502.000 fueron a parar a las cuentas de Ortiz. Esto es, el 29,03% para su arcas, aunque en el global correspondiente para vuelos aéreos es el 70%, considerando que en este rubro se gastaron G. 528.417.000.
En su conclusión, la CGR dice, sin embargo, que se pagaron en taxi aéreo G. 914.495.750, pero no figura la documentación respectiva.
De los 40 viajes pagados por Yacyretá antes de los comicios, 32 fueron para las empresas de Ortiz. Dos para su unipersonal “Volar” y treinta para “Altavista SA”. Las demás fueron para Aviopar (14 vuelos) y Master (2).
Por aquel entonces, figuras que ocuparían cargos ministeriales bajo la presidencia de Duarte Frutos eran consejeros de Yacyretá. Fueron los casos de Alderete y Orlando Fiorotto.
Vínculo de la mano del que “firma la chequera”
El vínculo de Duarte Frutos con el piloto Félix Ortiz proviene de la proximidad parental de este último con José Alberto Alderete, de quien es primo hermano político. Ortiz está casado con María Nidia Franco, la prima hermana del actual presidente de la ANR. También son compueblanos: ambos son oriundos de San José de los Arroyos.
Alderete ha sido la persona de confianza para firmar las chequeras de las campañas de Duarte Frutos, con quien estrechó vínculos ya en la época en que aún eran leales al “seifarismo”.
Durante la presidencia de Duarte Frutos en la ANR (2001-2006), Alderete ocupó el cargo de tesorero y en las presidenciales del 2003 realizó la misma tarea y fue nombrado en el Ejecutivo como ministro de Obras Públicas. Fue jefe de campaña del oficialismo para las internas de este año por la Junta de Gobierno. La confianza hacia Alderete no mermó cuando, en el 2003, se descubrió que tenía dinero en negro (US$ 300 mil) en una institución denominada Adefi, que sigue sin dilucidación.