Con este nuevo ataque, el número de víctimas mortales en Trípoli asciende a 14 desde el rebrote de la violencia el pasado sábado, que ha causado también 131 heridos, entre ellos siete militares.
Las Fuerzas Armadas libanesas intentan restablecer la seguridad en la ciudad, después de que se desatara la violencia entre los barrios de Bab el Tebaneh, de mayoría suní, y Yabal Mohsen, de predominio alauí, secta a la que pertenece Al Asad, y que después se extendió a otras aéreas de la segunda ciudad del Líbano.
El ejército, al que las autoridades le confiaron durante seis meses el control de la localidad, está reforzando hoy las medidas de seguridad y estableciendo nuevos controles en un intento de poner un fin definitivo a la violencia, informó la emisora “La Voz del Líbano”.
El ministro saliente de Defensa libanés, Fayez Ghosn, manifestó a la cadena de televisión LBCI que las Fuerzas Armadas están “preparadas para intervenir cada vez que la ciudad deba hacer frente a circunstancias excepcionales”.
La situación de seguridad se ha deteriorado en el Líbano desde el inicio de la crisis siria, en marzo de 2011, con numerosos asesinatos, ataques en la frontera, atentados terroristas y secuestros.