25 abr. 2024

Dos historias en una y la rememoración de una patria dividida

En su novela El fin de la memoria (2014), Susana Gertopán escarba a profundidad la realidad humana de dos amigos, Leonardo y Guillermo, en el marco de una realidad de opresión política y social.

Susana Gertopán y su novela sobre los años oscuros de la dictadura.

Susana Gertopán y su novela sobre los años oscuros de la dictadura.

Víctor-Jacinto Flecha
Escritor


La novela en el Paraguay, como expresión literaria, solo empezó a conformar un corpus representativo, con un número creciente de autores y ediciones, después del derrocamiento de la dictadura (1989).

Normalmente, una sociedad se autoanaliza de algún modo a través de su producción novelística. En el caso paraguayo, el poder omnívoro había cautivado a la sociedad civil negándole cuestionarse a sí misma, por lo que dicha situación haría explicable la ausencia de una tradición novelística en la literatura del país. Esta aseveración puede constatarse fácilmente, por cuanto que aun cuando existieran excelentes novelistas, estos aparecieron como fenómenos individuales y no como integrantes de un colectivo. La poesía, en cambio, sí estuvo asentada en las sucesivas generaciones literarias que se fueron dando, así como el ensayo, especialmente el histórico.

Dentro de esta nueva pléyade de nuevos cultores narrativos, Susana Gertopán destella entre las mejores. En su novela El fin de la memoria (2014), la autora escarba a profundidad la realidad humana de dos amigos, Leonardo y Guillermo, en el marco de una realidad de opresión política y social.

Son dos personalidades diferentes, profundamente unidas por el recuerdo de una estrecha amistad nacida en la infancia, que fue creciendo en la juventud hasta el corte abrupto, debido al exilio de uno de ellos.

Sus vidas se recrean en la remembranza de uno de los protagonistas, sin que sea el único. Así, se va tomando cuerpo un gran fresco, diseñado por los avatares personales de cada uno de los personajes que conforman el relato completo de sus existencias, en que se entrecruzan recuerdos vistos desde la memoria de uno de ellos y los descubrimientos que le aportan otros seres que aparecen en el entramado de la obra.

En toda la obra, sea cual fuere el escenario que relate, se intuye o se manifiesta la presencia del fantasma de la dictadura y la vivencia, como consecuencia, del exilio. Estos elementos son constitutivos transversales del relato.

RETRATO DE UN TIEMPO

El fin de la memoria es la primera novela paraguaya que tiene como centro el fenómeno dictatorial desde la perspectiva de la división de la sociedad, entre los que se oponen a la opresión político-social de manera manifiesta y los partidarios del régimen en forma visceral, que se benefician por tal condición.

El texto ilustra de manera precisa, sin tornarse panfletario, las condiciones de la opresión y el control total que ejerce la dictadura sobre la sociedad.

Se retrata a un sistema cerrado que condena a los individuos a vivir esclavizados. Por un lado, se hallan quienes son parte de ese poder, del aparato opresivo, y gozan de las prebendas del régimen. Por otro, los que se oponen a esa forma de absolutismo y sufren las consecuencias por ello, siendo hostigados o perseguidos como si se tratase de enemigos públicos. Por ello sufren limitaciones a su libertad a través del hostigamiento permanente bajo la forma de apresamientos, tortura o exilio. Por todo ello pasó Leonardo, uno de los personajes centrales de obra. Fue la vía del exilio la que le permitió salvar su vida, pero quedó atrozmente herido por la ausencia de la patria.

La construcción narrativa permite ir desplegando ambas situaciones a lo largo de toda la historia, elaborada desde la perspectiva del recuerdo en que el presente y el pasado conviven de manera simultánea, no solo en el tiempo, sino en espacios geográficos. No escapa a esta floración de la memoria, proveniente de medio siglo antes, la situación de avasallamiento del poder omnívoro en la patria de entonces.

La autora utiliza creativamente la memoria de una amistad pasada y presente para ilustrar, más allá de ellos mismos, una perspectiva explicativa del mundo en el que habitan. Es así que el relator abre su memoria, muy a pesar de él mismo, cumpliendo el legado que su amigo le encomendó antes de su muerte. Desde la infancia de vida común, la separación en los años mozos y el reencuentro con los rastros de lo que fue de la vida del expatriado, ya no compartida cuando la distancia los separó. Esto permite a la novelista recrear la vida de ambas personas unidas por la amistad y el cariño, a pesar de las enormes diferencias entre las formas de ser de ambos.

EL TIEMPO DE LA INFANCIA

Este periodo retrata a dos niños unidos por un apego esencial, compañeros en todas las aventuras cotidianas hasta la adolescencia y en la primera juventud, en que comienza a conformarse el carácter de cada uno.

“Leonardo y yo teníamos la misma edad. No fue un amigo como cualquier otro. (..) Fuimos vecinos de casa y compañeros de grado. Juntos empezamos la primaria; lo conocí el primer día de clases y continuamos siendo compañeros de pupitre hasta el último año de la secundaria. (…)

ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

A esa diferencia entre los caracteres de la niñez, ahora se sumaban las diferencias en cuanto a sus concepciones de la vida. En uno eclosionaban inquietudes sociales y políticas, en el marco de una dictadura confiscadora de toda libertad individual. En el otro, si bien conocedor de la situación, no se manifestaba ninguna inquietud de esa naturaleza. Lo suyo se circunscribía a la existencia por la existencia misma.

“… su adolescencia soñadora e idealista, su deseo de liberar a los más necesitados, a los oprimidos, su pretensión por ayudar a quienes no los dejaban expresar sus ideas libremente, a denunciar lo prohibido.

A mí, ese compromiso público, social, no me interesaban para nada/….) Una revista de historietas, un partido de fútbol, un encuentro con alguna de las putas del prostíbulo de doña Ciriaca, un baile en el club, despertaban en mí más atracción que todo aquello…”.

LAS ÁREAS GEOGRÁFICAS DE LA NOVELA

La novelista utiliza dos universos geográficos para unir, a través de las memorias, las dos vidas en un solo y largo recuerdo. Plantea dos escenarios totalmente disímiles, dos con estructuras políticas y sociales muy diferentes: una dictadura latinoamericana, por un lado; y por el otro, un país europeo con muy antigua democracia, pero en el que también emergen cuestiones xenofóbicas y de exclusión social.

Son dos ciudades en las que se desarrollan las vidas de cada uno de ellos. Asunción, donde se inicia la historia y en la que habita quien revivirá la historia; y Londres, en la que vive su exilio el memorado.

Lo que Londres le demostrará a Guillermo no es el dolor del transcurrir de la vida de su amigo en el exilio, sino el mirarse a sí mismo a través de la historia de su propia vida, plena de ruinas. Guillermo nunca había salido del país, a no ser para visitar algunas ciudades cercanas de la Argentina y el Brasil. Este era su primer viaje de ultramar, cumplido de mala gana, sin interesarse ni siquiera en visitar museos, edificios importantes o teatros. Su único desafío es cumplir el pedido de su amigo y regresar a su sitio.

En Londres, Leonardo había organizado todo como para que Guillermo tuviera conocimiento de su vida en esa ciudad que lo había acogido 50 años atrás. Se encargaron de ello: Abeba, mujer de Leonardo en los últimos años; Benjamín, músico judío, amigo de Leonardo; y la hija y la nieta del difunto. Estos son los seres humanos encargados de transmitirle a Guillermo lo que fue de su vida en el exilio, para cerrar el círculo de la vida de su amigo, de lo que no pudo compartir con él por la lejanía.

Recordar y unir los hilos de sus respectivas historias. Leonardo, un hombre de nombradía, exitoso, pero también profundamente solitario. Sus únicas compañías fueron su violín y el recuerdo de la patria ausente, enclavada, sobre todo, en su infancia. El hecho de haber elegido a Guillermo para hacerse cargo de acabar con todo lo que restaba de su vida pudiera graficar que él, aun cuando fuera exitoso y reconocido en su país de acogida, en su vida adulta no logró volver a hacer una amistad como la que tuvo con su amigo de infancia. Es como si su deseo profundo fuera un enlace de su vida de ausencia con la presencia para completar el círculo de la memoria de una amistad compartida.

El fin de la memoria es una novela excelente, de sólida estructura, muy bien definidos los caracteres de los personajes, llegando a dibujar con preciosidad las dificultades de cada uno de ellos.

Frente a Leonardo, que a pesar de los avatares que da cualquier exilio, lograr llevar adelante sus sueños, Guillermo solo puede leer su derrumbe como para hacerse la vida. Incapaz de rebelarse frente a las circunstancias, deja que ellas lo manejen y lo tumben al final al alcohol para olvidar su fracaso. Ambos, hijos de una misma dictadura.

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