19 jun. 2025

Dimite alto militar del operativo que liberó a Íngrid Betancourt

El jefe del Ejército colombiano, general Mario Montoya, renunció ayer al cargo en medio de un escándalo por las ejecuciones extrajudiciales cometidas, al parecer, por miembros de su institución.

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AFP
BOGOTÁ, COLOMBIA
El comandante del Ejército colombiano, Mario Montoya, renunció en una declaración pública este martes a su cargo, luego de que el Gobierno reconociera que miembros de esa institución podrían estar incursos en ejecuciones extrajudiciales.
“A partir de ahora, como general en retiro, seguiré con las mismas convicciones de fe y de amor por mi Ejército y por mi patria”, señaló Montoya en una lacónica declaración en el comando del Ejército en Bogotá.
Montoya renunció a su cargo menos de una semana después de que el Gobierno retirara de la institución a 27 militares, entre ellos 3 generales, tras una investigación que, según el presidente Álvaro Uribe, encontró que “puede haber integrantes de las Fuerzas Armadas incursos en asesinatos”.
“Nadie mejor que mis soldados pueden dar testimonio de mi gran dedicación para lograr para los colombianos la paz que por años hemos anhelado”, señaló en su renuncia el oficial, responsable de la Operación Jaque, que en julio pasado permitió el rescate de 15 secuestrados de las FARC.
En ese grupo se encontraban la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y 11 militares y policías.
Montoya es uno de los oficiales más cercanos a Uribe, a quien conoció cuando éste se desempeñaba como gobernador del departamento (provincia) de Antioquia entre 1995 y 1997. La salida del comandante del Ejército podría dar pie a una renovación de la cúpula militar.
CONTRA LAS DROGAS. El ministro de Defensa Juan Manuel Santos anunció desde el Congreso -en donde atendía un debate parlamentario- que se propone dar una reacción en las próximas horas.
Considerado uno de los oficiales colombianos con lazos más estrechos con sus colegas estadounidenses, Montoya fue uno de los ejecutores del Plan Colombia de lucha contra las drogas y la insurgencia en su país.
Fue además instructor de la controvertida Escuela de las Américas, donde se graduaron más de 60.000 militares y policías de hasta 23 países de América Latina, algunos de los cuales fueron acusados luego de crímenes de lesa humanidad.
Montoya había reemplazado en febrero de 2006 al general Reynaldo Castellanos, relevado de su cargo después de que se denunció un caso de torturas a 21 soldados durante un entrenamiento.
Durante su desempeño como comandante del Ejército, Montoya logró dar los más duros golpes a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la captura de varios de sus dirigentes y la muerte de al menos dos miembros del secretariado (cúpula) de la organización.
Montoya pidió “no condenarlos sin antes haberles concedido el derecho a defenderse”, al considerar que ello “es un principio elemental de la justicia, que debe cobijar por igual tanto a militares como a civiles”.
Asimismo, aseguró que “la política de seguridad democrática”, eje central de la política de Uribe en la lucha contra las guerrillas, el narcotráfico y la violencia, “definitivamente cambió la vida de los colombianos”.
A raíz de esa política, que -según Montoya- “se constituyó en la guía y misión para el Ejército”, se han dado duros golpes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y se logró además una importante desmovilización de paramilitares en los últimos años.
FARC QUIERE SEGUIR CON EL DIÁLOGO
La guerrilla de las FARC desea proseguir el diálogo con un grupo de personalidades de izquierda, sin prejuicio de la fuga de uno de sus rehenes, el ex congresista Óscar Tulio Lizcano, según un comunicado difundido por la agencia Anncol.
“Iniciado el intercambio epistolar con un grupo de más de 100 colombianos que puede conducir a encontrar una fórmula que destrabe el proceso de intercambio humanitario y logre la liberación de todos los prisioneros, se ha producido la fuga de Óscar Tulio Lizcano, con la ayuda de un desertor”, señaló la guerrilla.
“Por encima del incidente fortuito, el diálogo epistolar se mantendrá porque entendemos que la solución política a los problemas de la guerra y la paz sigue siendo preocupación fundamental de la inmensa mayoría de los colombianos”, prosigue la guerrilla en un texto fechado el 30 de octubre.