25 ene. 2025

Díaz-Gill: Un laboratorio que tiene química con la calidad

La firma ha pasado de dedicarse en forma exclusiva a los análisis clínicos a hacer controles de dóping en el deporte y a analizar los fármacos nacionales y los pesticidas en productos agrícolas, entre otras actividades.

El doctor en bioquímica Gustavo Díaz-Gill empezó en 1974 a hacer análisis clínicos en un pequeño laboratorio montado en el sótano de una antigua casa ubicada sobre la calle Eligio Ayala.
Había vuelto hacía poco tiempo de los Estados Unidos y lejos estaba de imaginar que acontecimientos favorables y su afán emprendedor lo llevarían a presidir una empresa que hoy es líder en el rubro y que sigue creciendo.
La firma que actualmente es conocida como Laboratorio Díaz-Gill posee equipamientos e inmuebles por un valor superior a los cuatro millones de dólares.
Pero cuando inició su actividad lo hizo con los instrumentos que un colega amigo le cedió a cambio de que lo manejara solo porque él se iba a dedicar a explotar un campo que había recibido en herencia.
La empresa sigue realizando análisis clínicos, pero desde 1974 ha ido incorporando equipos automatizados y de informática, lo que le permite atender hasta 10.000 pacientes por mes. Cuando comenzó, solo acudían entre tres a cuatro personas por día.

DIVERSIFICACIÓN. Además, desde 1999 realiza controles de dóping en el deporte y en la actividad turfística (es la única que lo hace en el país), lo que requirió una inversión de 650.000 dólares en equipamientos.
Los recursos provinieron de un crédito del BNF, que también financió la construcción del edificio en donde está situada la casa central, también sobre Eligio Ayala, como el laboratorio original.
El progreso de la firma se ve reflejado también en los otros campos en los que ha incursionado, como la toxicología clínica y la forense, el control de calidad de fármacos y el control de pesticidas en productos agrícolas.
Es también acreedora de la Certificación ISO 17025 “que implica solvencia profesional en el análisis”, explica Díaz Gill, quien agrega que la empresa invirtió en la capacitación del personal antes de acceder al reconocimiento citado.
Por sus logros, la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC) ha galardonado a Laboratorio Díaz-Gill con el Premio a la Eficiencia y Efectividad de Clase Mundial.