Rodolfo López
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No había lugar para otro compromiso. Se sabía que necesariamente ayer debía surgir el campeón absoluto de la temporada 2006 de la Asociación Paraguaya de Fútbol. Los árbitros son quisquillosos en todo, hasta con la venda que tenía en la muñeca Carlos Báez. Pero hubo una desatención de las autoridades de la APF para la entrega del trofeo al campeón. Es decir, son exigentes en los mínimos detalles, pero se pierden en lo fundamental. Estaba en juego nada más y nada menos el trofeo, copa que al fin y al cabo simboliza la obtención del título.
No previeron una entrega como debe ser y ese momento cumbre de todo un año pasó desapercibido. Los colegas de los distintos medios no tuvieron acceso al campo de juego para realizar sus tareas. Pero vaya sorpresa, muchísimos hinchas estuvieron allí en el césped junto a los dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. ¿Por dónde entraron? Solo los encargados de la seguridad podrán dar una explicación acabada.
¿Y las principales autoridades de la APF para la entrega de premios? No queremos pensar que por el tema proselitista le enviaron al frente a Ramón González Daher en las dos ocasiones. Entendemos la ausencia del presidente Óscar Harrison por motivos de viaje, pero están los vicepresidentes para suplir o tomar el mando. Es cierto, el presidente de Luqueño es miembro del Comité Ejecutivo, pero su presencia en ambas ocasiones (anoche y la vez pasada en la Olla azulgrana, en la entrega del trofeo al ganador del Clausura) es muy coincidente o sugestiva.