Pese a esta situación y a un reclamo presentado por escrito ante el Comité de Evaluación de parte de otro candidato, la cartera educativa dio vía libre a su participación.
Uno de los reclamos apunta a que, aparentemente, el funcionario asegura haber ejercido la docencia entre 1998 al 2001 en la escuela privada bautista Príncipe de Paz de Fernando de la Mora.
Sin embargo, en las planillas finales de este período (1998 al 2001) no figura la firma de Huber Dietrich en la institución educativa.
Si bien en un principio se establecía como requisito obligatorio para participar de este concurso que todos los candidatos debían tener como mínimo cinco años de ejercicio en las aulas, el requerimiento luego se modificó a solo tres años. Con esto, en teoría, Huber Dietrich estuvo en aulas durante cuatro años.
Más acusaciones. Otra denuncia contra este postulante es la referente a sus decisiones en una escuela fernandina, San Vicente Ferrer. El caso nunca fue atendido por el Ministerio, según las denuncias presentadas. Aparentemente, Huber Dietrich ordenó el cierre de todo un nivel en el centro escolar. Pese a que la coordinación departamental declaró el asunto como improcedente y ordenó la devolución de todos los rubros, el candidato a supervisor no cumplió con la orden, refieren los documentos. Estas quejas datan del 2013 y los profesores fueron trasladados a varios colegios.
El MEC todavía no dio a conocer a los ganadores y ahora todas las candidaturas están en período de reclamos. No obstante, el funcionario ya celebró en las redes su victoria en el concurso público de oposición.
Huber expresó que el lunes contestará estas acusaciones. Se excusó de participar de un acto de colación ayer y asegura tener un viaje este fin de semana.
La viceministra de Educación, María del Carmen Giménez Sivulec, se comprometió a atender los reclamos si es que están dentro del sistema de denuncias que habilitó la cartera educativa.
Expresó además que solo atienden las quejas que se realizan con nombre y apellido. Así lo hizo el supervisor Pedro Miño, quien a puño y letra firmó una denuncia que presentó al comité evaluador que instaló Educación.