El defensor del principal encausado en el caso A Ultranza Paraguay, explicó que el pasado lunes, la presidenta del Tribunal de Sentencia, María Luz Martínez, había ordenado al director de la Penitenciaría de Minga Guazú, que “arbitre los medios necesarios para que el equipo jurídico que se encarga de la defensa técnica del señor Miguel Ángel Insfrán Galeano, en la brevedad posible tenga mayor acceso a su representado...”
Además, la jueza dispuso que eso era “en el sentido de que las entrevistas con el procesado puedan realizarse más de una vez a la semana, que las mismas tengan mayor tiempo de duración (y no solo veinte minutos), y se respete el derecho a la privacidad que debe existir entre abogado y clientes”.
La magistrada, en su pedido, recordó el derecho a la defensa como garantía constitucional y procesal irrenunciable y “ninguna institución puede restringir de manera alguna este derecho, aun cuando el interno haya sido catalogado con un perfil de alta peligrosidad”.
“El juicio oral se encuentra abierto y el equipo jurídico encargado de la defensa técnica del Sr. Miguel Ángel Insfrán Galeano tiene la obligación de trazar la estrategia de defensa que más le convenga a su representado y para ello necesita entrevistarse con su cliente y contar con el tiempo necesario para poder abordar todos los puntos que consideren oportunos”, apunta.
La jueza dispuso un plazo de 48 horas para que el director informe por escrito el motivo en caso de que se encuentren imposibilitados de dar cumplimiento a la resolución, caso contrario se remitirán los antecedentes al Ministerio Público para su investigación por desacato.
No cumplen aún
Según Álvaro Arias explicó que hasta esta mañana, no se había cumplido con la resolución, ya que no accedieron aún al procesado. Dijo que solo los lunes y martes podían verlo por unos 20 minutos, y hasta esta mañana, no pudieron verlo nuevamente.
Remarcó que cuando lo veía, debía ser revisado varias veces antes de ingresar, a más de que debía dejar su reloj y celular, y no tener nada para escribir. Además, tras una espera, ingresaba a una sala, donde tiene dos guardias militares encapuchados, armados con metrallas detrás de él. Luego llegaba el procesado, esposado y con grilletes, con dos guardias atrás también encapuchados y armados.
Explicó que solo se ven a través de un vidrio a prueba de sonido, y se comunican por un teléfono que dice que para su seguridad “la conversación será grabada”. Con ello, además de que los guardias escuchan lo que se dice, también se graba la llamada.
Arias refirió que el lunes continúa el juicio oral y que en esas condiciones es muy difícil de ejercer la defensa, ya que no puede comunicarse con el procesado. Alegó que en todo el penal de Máxima Seguridad de Minga Guazú, Miguel Insfrán es el único prevenido y los demás son condenados.
Corte dio trámite a hábeas corpus
La Sala Penal de la Corte le dio trámite al hábeas corpus genérico que planteó la defensa del encausado. Dispuso pedir informes al Juzgado sobre el procesado, además de remitir copias de las resoluciones recaídas, y elevar el informe respectivo.
Según dice la garantía constitucional planteada, el Tribunal competente había reglamentado arbitrariamente la posibilidad limitada de acceso de los defensores a Insfrán Galeano, determinando que uno debería comparecer presencialmente en el asiento del Tribunal y sede de la audiencia, en tanto que otro debería hacerlo desde el sitio de reclusión del afectado, a través de medios telemáticos.
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La decisión fue recurrida, pero se avisora que el efecto suspensivo del recurso será solo una “simple enunciación lírica”. Añade que Tío Rico antes se hallaba recluido en el penal de Viñas Cué, donde “ya se encontraba entonces recluido como un animal...”, y para no repetir pidió traer a la vista el expediente.
Sin embargo, dice que tras concluir la preliminar, “en una operación que se conoce en la jerga cinematográfica como una “operación comando”, el afectado fue arrastrado a un helicóptero y en cuestión de horas depositado en la Penitenciaría de Máxima Seguridad de la ciudad de Minga Guazú".
“Humillado y basureado”
“Si en Viñas Cué era maltratado el señor Insfrán Galeano, en Minga Guazú es simplemente humillado y basureado...”. Pide también traer a la vista los pedidos de respeto a su dignidad humana y otros que realizaron.
Tras señalar que el mismo está en “condiciones infrahumanas, abusivas, ilegales, inconstitucionales, vejatorias de sus derechos esenciales e impeditiva del libre ejercicio profesional de la defensa técnica”, el profesional pide que se le restituya el trato digno, como ser humano.
Denuncia que a su defendido lo equiparan con “Al Capone o Pablo Escobar”, y que no tiene comunicación privada. Con ello, pide hacer lugar al hábeas corpus genérico.