Las instituciones del Gobierno encargadas de la seguridad y la Fiscalía apelan a un pintoresco sistema para tratar de acallar las críticas a la ineficiencia para frenar la ola de secuestros.
Convocan a la prensa, les dan la “precisa”, pero alegremente piden que nada se publique para resguardar la integridad física de los secuestrados. ¡Qué simpáticos!
Por si fuera poco, deslizan que si la información sobre las investigaciones se filtran y algo malo sucede con las víctimas de secuestros, la responsabilidad caerá sobre la prensa. ¡Éstos sí que son investigadores!
El ministro del Interior ya ha removido a media Policía Nacional para castigar la ineficiencia para combatir la inseguridad y la corrupción interna. Después del octavo secuestro en el año, ¿no será la hora de que le toque el turno de ser cambiado?
La irresponsabilidad e impunidad presidenciales hasta el momento no le privó de decir y acusar a quien sea para desacreditar las críticas a su gestión. Ahora de nuevo se lanza contra algunos dueños de medios de comunicación que supuestamente se rehúsan a pagar multas por evasión impositiva.
Como si siempre hubiera respetado la ley, el Tendota alega que la legislación le impide publicar los nombres de los evasores. Que te compre quien te conoce.
Los llamadores radiales, que hasta hoy se resisten a desaparecer, son tan burdos en sus intervenciones que, antes que convencer a los oyentes, lo único que logran es estampar cualquier tipo de adhesión.