17 jun. 2025

¿Cuál te parece la historia más conmovedora?

Los lectores de ÚH Digital tienen en sus manos la elección de la mejor historia del concurso “Mamá Modelo de Vida” de las que fueron enviadas vía web. Pódés elegir una de las tres cartas seleccionadas que fueron enviadas por Internet por paraguayos residentes en el exterior y cuyas madres viven en el país. Pasá y votá por la que más te guste. Tenés tiempo hasta el 27 de este mes.

Última Hora lanzó a principios de marzo el concurso “Mamá modelo de vida”. Uno de los métodos de participación era a través de Internet, abierto solo a paraguayos que residen en el exterior y que cuyas madres viven en el país.

El otro fue para los residentes en Paraguay, quienes debían enviar sus cartas a la redacción, adjunto a un cupón que salía todos los días en el diario impreso.

Ayer cerró el concurso y como se había especificado en las bases y condiciones, está en manos de los lectores de Última Hora digital elegir una de las cartas seleccionadas de todas las enviadas por Internet.

A continuación presentaremos un resumen de las historias de las madres cuyos hijos viven fuera del país. Usted tendrá en sus manos la selección de la más conmovedora:

1 - La historia de Ernestina Borja

Ernestina Borja nació en Puerto Guaraní (Chaco) un 3 de diciembre de 1940. Cuando todavía era muy pequeña sus padres decidieron mudarse a la casa de un familiar en Asunción, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de sus hijos.

A los 16 años conoció a su futuro esposo. Con él tuvo una hija. La niña falleció después de un tiempo de haber nacido debido a la inexperiencia de Ernestina y la desidia de sus parientes.

Antes de ese triste acontecimiento la joven pasó por otro gran bajón. Su marido la abandonó y la dejó a su suerte.

Ernestina fue a vivir a la casa de sus suegros, quienes transformaron su gallinero en una casita, a fin de que ella tuviera cierta privacidad.

En ese tiempo, su ex esposo aparecía de vez en cuando. “Solo la usaba como un objeto”, describe en su carta su hijo Rafael a quien concibieron accidentalmente en ese momento.

Ante la responsabilidad que debía enfrentar sola, decidió trabajar y estudiar al mismo tiempo. Comenzó en una despensa de la calle Garibaldi y por las noches iba al colegio Comercio Nº 1.

“Así nací y viví con mi madre en un ex gallinero, sufriendo penurias, frío, lluvias... y todo lo que se pueda imaginar atroz. Aún así ella salió adelante”, prosigue su único hijo en su carta.

Ernestina salió adelante con mucho esfuerzo y la ayuda de personas de buen corazón que se cruzaron en su camino.

Durante esos años difíciles su ex esposo jamás la apoyó, ni siquiera en los estudios del niño, ni en su salud, pero aún así siempre inculcó al chico el respeto y el amor a su padre.

“Ella siempre se esforzó por darme las mejores herramientas que me ayudarían en mi vida personal. Tal es así, que hoy estoy trabajando para la ONU en Nepal, prácticamente se lo debo a ella, pues hasta diría que me obligaba a estudiar inglés en el CCPA”, escribió su hijo, quien hoy tiene 43 años.

Ernestina se volvió a casar y tiene otros hijos. “Mis hermanos ya no conocen la faceta sufrida de nuestra madre: la del sacrificio extremo, la del llanto a escondidas, la del estudio durante las madrugadas en velas. Vivir en una casa que chorreaba de goteras y en las noches de lluvias nos cubríamos con carpas de hule. Ellos, gracias a Dios no conocen eso, pues ya la conocieron en su faceta de mujer triunfadora”, concluyó Rafael Barrios Borja, de la United Nations Misión In Nepal.

2- La historia de Karin Cristina Deckmann

Karin Deckmann ya había ingresado a la universidad pública de Cutiba cuando se enteró de que estaba embarazada de Diego. Decidió tenerlo y se mudó a Paraguay, dejando de lado sus sueños, y haciendo realidad el de su hijo.

Casi falleció después de dar a luz. En ese momento desesperante diagnosticaron a su niño problemas respiratorios.

Pudieron recuperarse. Fueron a vivir junto al padre de del pequeño, de quien se separó un tiempo después.

Comenzó a trabajar en el aeropuerto vendiendo cosméticos. Retomó sus estudios y consiguió mejores empleos para poder sustentar a su pequeña familia. “Cuando uno es chico no se da cuenta del gran esfuerzo que las personas hacen para que tengas comida en casa, educación, cariño y regalos de Navidad”, manifestó en su carta su hijo Diego Deckmann, quien estudia en Londrina, Brasil.

Karin y su pequeño pasaron por bajas económicas, fueron momentos muy duros para ella y para el resto de la familia. Pero nunca hizo faltar nada a sus seres queridos. Inclusive envió a su hijo a estudiar en una universidad pública de Brasil. “Estuve un año entero estudiando para el ingreso y fue ella como siempre incansable quien me dio todo el apoyo (con ayuda de mi abuelo materno y mis tíos), hasta hoy día”, escribió Diego.

Después de muchos años volvió a casarse, tuvo un hija, quien ahora tiene 2 años.

Actualmente trabaja en la embajada de Brasil. “Queda innegable la actitud alentadora y positiva que siempre llevó. Tus hijos Diego y Anne estaremos agradecidos eternamente. Tu nido es el más abrigador que una persona puede tener”, concluyó Diego.

3- La historia de Luz Graciela del Puerto Mateu

Luz Graciela vive en Paraguay lejos de su hija y su esposo. No fue fácil para ella enfrentar esa separación, pero lo hizo por el bienestar de su hija, quien decidió terminar la secundaria en Alemania.

Hace diez años Graciela volvió al país, después de haber vivido mucho tiempo en Alemania junto a su pequeña familia, haciendo caso a su espíritu solidario que la motivaba a ayudar a la gente de su país natal.

Al llegar comenzó a trabajar los jovenes a través de lo que le gusta hacer, enseñar. Desde que llegó ayuda a los jóvenes a través de la cultura y el amor a la lengua “en medio de una situación desesperante en la cual se encuentra el sistema educativo paraguayo. El saber constituye para ella la base para mejorar el país”, escribió su hija Claudia Thoms en su carta.

El espíritu luchador que tiene Graciela es lo que siempre fascinó a su única hija. “Es capaz de mostrar una fuerza increíble cuando es necesario, y su aspiración por seguir aprendiendo es ejemplar. Para toda madre es difícil cuando los hijos abandonan la casa para mudarse, mas aun cuando el destino es un país a miles de kilómetros de distancia”, prosiguió Claudia.

Fue una situación difícil para Graciela pero ella apoyó a su hija en su decisión a pesar del dolor que la consumía.

“La admiro por su forma de ser y sus valores. Para mi ella es uno de mis grandes ejemplos”, puntualizó la joven de 17 años.