21/04/2007
Él vive los partidos como ninguno, y más si se trata de un clásico. Durante los noventa minutos -y más- que duró el cotejo, Gustavo Costas no se quedó un segundo.
Gesticulaba, saltaba, corría, reclamaba... Pero nada de esto fue tan emocionante como su festejo al finalizar el partido. Corrió hacia sus jugadores, los abrazó a todos y celebró con ellos. Su rostro demostraba alegría y tranquilidad.
Es que, según el mismo lo dijo tras el partido: “Siento una inmensa alegría por este equipo, que fue criticado durante la semana por una parte de la prensa, que me trató de irresponsable por mandar un equipo joven en un clásico”.
“Pero -prosiguió- irresponsable no somos nunca; locos, sí". “A veces uno tiene que ser un poco loco para arriesgarse. Porque la vida no es para los cobardes, sino para los que se arriesgan”, agregó.
LOS VIO CRECER. Gustavo Costas, en todo momento, expresó que confiaba en sus jugadores y dijo: “a estos chicos los vimos crecer y verlos jugar así, ante un equipo que venía en alza, es bárbaro”.
Sin embargo, el técnico no quiso apresurarse respecto al futuro de los “chicos": “Hay que seguir trabajando, a los chicos todavía les falta mucho. El hincha, los jugadores y nosotros sobre todo, tenemos que tomarlo con más calma”.
“A estos chicos, lo que les falta es jugar y jugar. De a poco van a crecer y devolver así la confianza que nosotros depositamos en ellos”, expresó finalmente un emocionado Costas.