19 jun. 2025

Correa reitera “nada ni nadie” detendrá la revoluicòn ciudadana

Quito, 16 dic (EFE).- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ganó la reelección en una sola vuelta, un triunfo histórico con el que reafirmó que su plan de “revolución ciudadana” se intensificará y no lo frenará “nada ni nadie”.

Con algo más de dos años en el poder y encumbrado en una alta popularidad que la encuestadora Cedatos cifraba en 56 por ciento en abril último, cuando se realizaron los comicios, Correa ganó con el 51,99 por ciento de los votos.


La popularidad de Correa, extendida también a su movimiento político Alianza País, se reflejó, además, en las elecciones legislativas, donde consiguieron 59 de los 124 escaños de la Asamblea Nacional, un número elevado que, no obstante, no se acercó a las espectativas oficialistas. EFE/Archivo | Ampliar imagen

La popularidad de Correa, extendida también a su movimiento político Alianza País, se reflejó, además, en las elecciones legislativas, donde consiguieron 59 de los 124 escaños de la Asamblea Nacional, un número elevado que, no obstante, no se acercó a las espectativas oficialistas.

Con el triunfo en el bolsillo, Correa aseguró que “nada ni nadie” detendrá el “huracán de soberanía y dignidad” que, sostiene, representa su “revolución ciudadana”, un proceso “pacífico” para, según él, construir una sociedad “incluyente, solidaria y equitativa”.

Al igual que al inicio de su primer mandato, en enero de 2007, Correa reiteró este año que luchará contra el neoliberalismo y pidió unidad al pueblo para respaldar los cambios y enfrentarse a quienes se ven afectados por los mismos, entre los que señaló a ciertos medios de comunicación.

Pese al reproche de la oposición por su forma de expresarse, Correa mantuvo este año un duro discurso contra sus detractores y firmeza en sus decisiones sobre el respeto a la soberanía.

Tras la violación territorial de 2008 cuando militares colombianos atravesaron la frontera en un operativo contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la tensión entre Quito y Bogotá comenzó a ceder recientemente.

Los cancilleres de Ecuador, Fánder Falconí, y de Colombia, Jaime Bermúdez, fijaron en septiembre en Nueva York, una “hoja de ruta”, en el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas que, con altibajos, llevó a los dos países a la designación de encargados de negocios.

Ecuador centra su política internacional en torno a la defensa de la soberanía, argumento que ha esgrimido no sólo en el caso de Colombia sino en su decisión de poner fin, este año, al acuerdo con EEUU para el uso de la base de Manta en operaciones antinarcóticos regionales, después de diez años.

La “revolución” de Correa también se mantuvo en lo comercial, ámbito en el que Ecuador rechaza un tratado de libre comercio con EEUU y plantea un acuerdo de comercio para el desarrollo, que tenga como pilares: comercio, diálogo político y cooperación.

Correa, un economista, de 46 años, a quien la oposición tilda de prepotente y autoritario, decidió este año el ingreso de Ecuador en la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba), creada por iniciativa del presidente venezolano, Hugo Chávez.

La importancia de la integración regional también la acentuó desde la presidencia pro témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que asumió este año, y ha insistido en la necesidad de crear una organización de estados latinoamericanos, al margen de Estados Unidos.

En el orden interno, se vio afectado por un escándalo en torno a su hermano mayor, Fabricio, por una serie de contratos con el Estado, de unos 80 millones de dólares, ahora en proceso de anulación.

En lo económico, su mayor triunfo de 2009 lo enmarca en la renegociación de los bonos global 2012 y 2030, pues Correa aseguró que la operación por la cual retiró del mercado el 91 por ciento de esos papeles fue un hecho “histórico” que superó sus propias espectativas.

Además, Correa, que desde que inició su primer periodo en el Gobierno ha mantenido una permanente y dura confrontación con varios medios de comunicación de su país, propuso tomar medidas de control para frenar los “excesos” de la prensa.

En ese sentido, una dura polémica se desató ante el temor de que la Asamblea pretenda coartar la libertad de expresión por medio de una ley de comunicación que estudia y que ha encendido más las críticas de la oposición que no logra una unidad para afrontar a Correa, que deberá gobernar hasta el 2013.