Los convencionales y algunos dirigentes condenaron los despidos masivos de 1.000 liberales que ocupaban cargos públicos y que fueron destituidos con el Gobierno de Horacio Cartes, pero no cuestionaron a aquellos que gracias a sus influencias mantienen a sus parientes y allegados en los entes del Estado.
La publicación de la nómina de funcionarios evidenció de manera escandalosa el nepotismo que salpicó a varios liberales. En la convención del sábado solo un liberal mostró desde la gradas su queja con un cartel que rezaba: “Indignados, fuera los corruptos”.
Un importante grupo de legisladores, ex legisladores y autoridades hicieron acto de presencia en la convención sin recibir críticas y menos sanción de sus correligionarios.
La líder de la bancada del PLRA, Blanca Fonseca, por ejemplo, tiene a un hermano, Alcides Fonseca, con salario de Itaipú comisionado a la Contraloría. El diputado Ávalos Mariño, ex tesorero del PLRA, tiene a todo su clan familiar (esposa, hijo y un sobrino) en las instituciones del Estado.
El gobernador de Central, Blas Lanzoni, tiene a sus tres hijos en Diputados.
El senador Ramón Gómez Verlangieri tiene a su hijo y esposa en la función pública. También asistieron a la convención sin rubor: El diputado Salustiano Salinas tiene a sus hijos en la Cámara de Diputados, al igual que la diputada María Carísimo. Esta había admitido que su hijo entró como cebador de tereré.
También el diputado Pastor Vera Bejarano y su colega Enrique Mineur tienen a sus familiares. Se les suma el ex diputado Hugo Capurro.
El diputado José Pakova Ledesma logró, gracias a sus influencias, que sus hijos sean funcionarios del Estado.
El ex diputado Luis Neuman figura también como asesor en el Senado, donde están además sus hijas y dos sobrinos.
La mayoría de los allegados de los dirigentes mencionados cuentan con buenos salarios y no hicieron concurso público de oposición para los cargos.