La tromba de agua caída en la noche del domingo al lunes pasados reventó dos represas y provocó una riada fulgurante comparable a un maremoto de varios metros que arrambló con edificios, vehículos y arrastró a las personas.
Varios países y organizaciones internacionales ofrecieron movilizarse para hacer frente a lo que un funcionario de la ONU calificó como una “calamidad de proporciones épicas”, que golpea además a un país asolado por años de conflicto, donde hay dos gobiernos rivales.
“Todavía hay esperanzas de encontrar personas vivas”, dijo Tamer Ramadan, director de las operaciones de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en Libia.
Ramadan declinó a dar un balance de muertos, ya que “no sería ni definitivo ni preciso”, dijo a los periodistas.
Rescatistas de la Media Luna Roja en Libia “continúan buscando a posibles supervivientes y sacando cadáveres de debajo de los escombros en los barrios más afectados”, explicó Taufik Chokri, un portavoz de esta organización.
El encargado de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), Martin Griffiths, advirtió que no se conoce “el alcance” de la tragedia y que “el nivel de necesidades, el número de muertos aún se desconoce”.
El Ministerio del Interior de la autoridad que controla la zona oriental de Libia –que no es el gobierno reconocido por la ONU– informó el pasado miércoles un balance de 3.800 fallecidos. Pero, los balances difieren en este país petrolero que todavía no se recupera de la guerra y el caos que siguieron al levantamiento, respaldado por una intervención de la OTAN, que derrocó al dictador Muamar Gadafi en 2011, que terminó con una autoridad reconocida internacionalmente en la capital Trípoli y otro gobierno rival en el oriente.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo que “más de 38.640” personas fueron desplazadas en las zonas más afectadas del noreste de Libia, incluidas 30.000 solo en Derna.
Según un fotógrafo de la AFP, el centro de Derna parece un terreno aplastado por una apisonadora. Hay árboles arrancados de raíz y los edificios y los puentes quedaron arrasados. Los habitantes de esta ciudad, que tenía 100.000 habitantes, relataron que hay cientos de cuerpos bajo las toneladas de barro y de escombros arrastrados por las aguas. “El agua venía cargada de barro, de árboles, de trozos de hierro. La riada recorrió kilómetros antes de ocupar el centro de la ciudad y llevarse o allanar todo lo que encontraba en su camino”, dijo Abdelaziz Busmya, de 29 años, que vivía en un barrio que no fue afectado por la inundación. AFP