“Estoy totalmente destrozada después de ver a mi hijo; es imperdonable lo que hicieron con él”, manifestó la señora Gladys Villalba de Coronel, la madre del cabo Víctor José Coronel, quien tuvo que ser internado el lunes al mediodía, en terapia intermedia del Hospital San Roque, después de desvanecerse al salir del asiento de la Fuerza Aérea en Ñu Guazú.
Víctor Coronel se estaba preparando para el curso básico de paracaidismo militar del Centro de Instrucción Militar para Estudiantes de Formación de Oficiales de Reserva (CIMEFOR), donde fue sometido a un sobreesfuerzo físico.
Según el relato de su madre, la cantidad de candidatos a paracaidistas era demasiado elevada, motivo por el cual alguien dio la orden de que debían buscar la forma de disminuir el número y por esa razón les mandaron hacer ejercicios más de la cuenta en hora del mediodía del lunes, desde las 12 hasta las 13.20 horas. El joven se desmayó cuando ya salía de la unidad militar para ir a su casa y fue asistido por un compañero, quien lo llevó hasta el Sanatorio San Roque, donde fue internado en terapia intermedia. Ayer a la tarde salió a una sala común.
"Él no quería entregar el casco. Prefería morir. Eso no se hace, es imperdonable. Considero un atentado contra la vida de estos chicos”, dijo la madre.
Explicó que la Fuerza Aérea hasta ayer a la tarde no se hizo cargo de la situación, y solo enviaron a un médico que quiso inspeccionar a su hijo, pero no le permitió.
Según un comunicado de la Fuerza Aérea emitido ayer, además de Víctor Coronel también tuvo problemas Cristian Recalde, agregando que ambos serían dados de alta en la víspera.
Víctor Coronel está evolucionando favorablemente, pero los médicos dijeron a sus familiares que era muy temprano para saber si iba a quedar o no con secuelas. La familia está analizando la posibilidad de iniciar acciones legales en contra de los responsables de la unidad militar.
Cementerio
“Ejercicio Cementerio” se denomina el esfuerzo físico al que son sometidos los cimeforistas que podrán realizar saltos en paracaídas, que sirve para decantar la tropa. En total estaban 180 candidatos a paracaidistas que debían disminuir. El aspirante que no resiste el esfuerzo entrega su casco de acero, con lo cual renuncia a su pretensión. Allí se traza una cruz y se dice aquí murió fulano de tal. Por eso Víctor Coronel se resistió a entregar el casco. Además de los tradicionales ejercicios físicos, en la ocasión también fueron obligados a trasladar de sitio objetos pesados.