El movimiento de tierra, la instalación de señalización temporal a cargo del Consorcio Acaray-Tocsa, encargado de ejecutar el proyecto, busca facilitar el paso en la zona. La paciencia es vital en todo proceso de construcción de una obra que no solo se proyecta como una solución a la creciente congestión vehicular en la zona, sino un avance importante al desarrollo económico y urbanístico del este del país.
El Proyecto de Mejoramiento Vial del Nudo Kilómetro 10 se presenta como una respuesta estructural a una problemática que se arrastra desde hace más de una década y constituye un verdadero dolor de cabeza y ejercicio de paciencia para los más de 100 vehículos que diariamente cruzan por el lugar.
“El objetivo de estas labores iniciales es reducir al mínimo el impacto en el tránsito vehicular durante todo el proceso de construcción. Estamos ejecutando un plan que permitirá que las obras avancen con el menor perjuicio posible para la población, que ha esperado tanto por esta mejora”, afirmó el ingeniero Fernando Barúa, jefe del Departamento de Obras y Mantenimiento de Itaipu Binacional, responsable del proyecto y financiación del proyecto vial.
La estrategia contempla la implementación de un ambicioso Plan de Desvío de Tránsito (PDT) que se desplegará en dos frentes principales: Las vías colectoras en la franja de dominio y las nuevas arterias barriales que permitan una circulación fluida mientras dure la construcción del viaducto central. WF