19 feb. 2025

Cátedra de San Pedro

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 16,13-19.

Cada obispo ejerce su ministerio en toda su diócesis, en cuya catedral se sienta en la Cátedra, como quien preside en el lugar de Dios Padre[1]. La fiesta de la cátedra de San Pedro conmemora el hecho de que Jesucristo hizo de Simón y de sus sucesores en Roma la roca sobre la cual edificó su Iglesia. Mateo cuenta que mientras los discípulos no entendían el sentido de los milagros ni quién era Jesús, tuvo lugar la confesión de Pedro y la promesa del primado (cf. Mt 16,8-20).

Jesucristo estaba en camino hacia Cesarea de Filipo cuando preguntó a sus discípulos sobre su propia identidad. Se designó entonces a sí mismo como “Hijo del hombre”: una expresión que deja entrever un origen divino unido a un rostro humano (cf. Dn 7,10-14); a la vez, evoca al Siervo doliente (cf. Mt 20,28). De alguna manera Jesús lleva a sus discípulos a descubrir quién es, preguntando qué dice la gente, y después qué piensan ellos. Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. El libro de Samuel anunciaba a un descendiente de David a quién Dios trataría como a su hijo (cf. 2 S 7,14). David prometía construir un templo para Dios. Jesús anuncia otro templo, la Iglesia: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”

Juan significa en arameo “Dios hace misericordia”: Jesús subraya que el acto de fe de Pedro es un don. Eres, Simón, ¡hijo de la misericordia! “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. El Señor había dicho al pescador de Galilea que se llamaría Cefas, “Piedra” (Jn1,42).

La promesa tiene lugar en el confín con el mundo pagano, interpelado por la universalidad de la Iglesia. El Nuevo Testamento muestra cómo, con el paso del tiempo, se desarrolla la comprensión del ministerio petrino. Desde Roma, capital del imperio y lugar del martirio de Pedro, el Espíritu Santo impulsa la evangelización de las naciones.

El obispo de Roma es “como sucesor de Pedro, el principio y fundamento permanentes y visibles de la unidad[3]” de la Iglesia. ….

(Frases extractadas https://opusdei.org/es-es/gospel/2022-02-22/)