16 feb. 2025

Cardenal llama a vencer el amor al poder y la corrupción

SEMANA SANTA. El arzobispo pidió buscar a Cristo en los que sufren hambre, persecución e injusticia. REPRESENTACIÓN. El cerro Ñemby reunió multitud para la recreación de la entrada triunfal de Jesús.

El cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de Asunción, habló de la necesidad de vencer en Semana Santa el amor al dinero, al poder y la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación, como así también nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y la creación.

Esto fue durante la misa de Domingo de Ramos que se realizó en la Catedral Metropolitana de Asunción, con la presencia masiva de fieles que fueron a bendecir sus palmas. El purpurado reflexionó en su homilía sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, sus últimos días antes de la crucifixión y en el camino de la humillación que siguió.

El metropolita pidió que vivamos estos días santos buscando la presencia de Cristo crucificado en las llagas de nuestra sociedad: en los pequeños, en los pobres, en los que sufren todo tipo de exclusión, los que sufren hambre, persecución e injusticias.

La entrada triunfal de Jesús –afirmó– pide a cada uno coherencia y perseverancia, ahondar en nuestra fidelidad, para que nuestros propósitos no sean luces que brillan momentáneamente y pronto se apagan. “En el fondo de nuestros corazones, hay profundos contrastes: somos capaces de lo mejor y de lo peor”. Mencionó que el camino de la humillación de Jesús hacia la cruz también es la vía de Dios, es decir, el camino de humildad, porque no hay humildad sin humillación. Este es un camino contrario a la vanidad y al orgullo.

Además de estar con los pequeños, con los pobres y excluidos, el camino de Jesús, donde él está en agonía –dijo el arzobispo–, es allí donde hay un ser humano que lucha con la tristeza, el miedo, la angustia, en una situación sin camino de salida, como Él, aquel día yendo hacia la cruz. Nosotros no podemos hacer nada por el Jesús agonizante de entonces; pero podemos hacer algo por el Jesús, que agoniza hoy.

En esta misma línea, el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, instó a los fieles a ser humildes y solidarios como lo fue Jesús, sobre todo hizo énfasis en que esta semana rememoramos todo lo que pasó Cristo antes de morir en la cruz: la humillación, el abandono. Pidió no olvidar que la humildad también es una virtud que caracterizó a Cristo porque su humildad nunca dejará de sorprendernos. “Humillarse es del Señor que sufre por todos’’.

ESCENIFICACIÓN

Además de ceremonias religiosas, también el Domingo de Ramos estuvo marcado por atractivos. En el corazón del cerro Ñemby se reunió una gran multitud para participar de la representación de la entrada triunfal de Jesús y la bendición del pindo.

La fusión entre naturaleza, religiosidad popular y misticismo hacen un escenario perfecto para convocar a turistas de todas las ciudades que buscan atractivos propios de los días santos. Como se viene haciendo desde hace años, la escenificación del Domingo de Ramos contó con actores vestidos con intensos colores de la época quienes transmitieron emotividad a su paso, recibidos por el agitar de palmas de las familias en la procesión.