En la escena grabada se ve claramente cómo un hombre, tras una discusión con quien fuera su pareja, quien la interceptó a la llegada a su lugar de trabajo cerca de un local comercial de la ciudad de Mariano Roque Alonso, y procedió a golpearla de manera brutal, arrojándola con violencia contra el suelo, en donde siguió atacándola a patadas. Tras intentar marcharse del lugar, dejándola tirada en el piso, se ve que el hombre vuelve a bajar del auto y la vuelve a agredir con mucha bestialidad, para luego alejarse en su vehículo, abandonando a su víctima.
La difusión del video a través de redes sociales en internet y de la mayoría de los medios de comunicación causó una gran conmoción en la ciudadanía por la crudeza de las imágenes y la violencia desmedida de la agresión. Irónicamente ocurrió en el Día de la Mujer Paraguaya y en un momento en que se vienen sumando varios casos de violencia contra mujeres, con cinco casos de asesinatos o feminicidio en menos de dos meses de lo que va del año, con varios otros casos de intentos graves.
Lo significativo es que el hombre contaba ya con varias denuncias de agresión por anteriores casos de violencia contra su ex pareja, madre de sus hijos, como de otra mujer e incluso contra su propio hermano. Además, había una orden judicial que le impedía acercarse a su ex pareja, pero este nuevo episodio demuestra que las órdenes de restricción no sirven de nada si no existe algún tipo de vigilancia policial o incluso del entorno familiar contra los violentos.
Hay que señalar como un hecho positivo la solidaridad demostrada por muchas personas, que auxiliaron a la víctima para que reciba pronta asistencia médica, lo cual permitirá su recuperación física. También es destacable la pronta reacción de la policía para hallar y detener al agresor, quien ahora debe rendir cuentas de sus actos ante la Justicia.
El lamentable episodio vuelve a plantear la necesidad de que el Estado actúe en serio en este ámbito, para tratar de reducir este grave mal que corroe a nuestra sociedad.
Es tarea del Gobierno llevar adelante las necesarias campañas de concientización para evitar que se siga propagando esta verdadera epidemia. Tampoco debe renunciar a su rol principal de crear conciencia en la ciudadanía, para que la sociedad entera pueda asumir este grave problema como suyo.
Además de conciencia, se debe hacer crecer la solidaridad con las mujeres víctimas e invertir más en educación, ya que es más que evidente que solo con una ley no basta.
El respeto a la vida y a la dignidad de todo ser humano debe ser la prioridad. Es hora de que todos nos comprometamos a erradicar la violencia en contra de las mujeres de nuestra sociedad.