La decisión fue tomada durante una reunión en la que participaron el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, los ministros del área económica y miembros del Consejo de Desarrollo Social y Económico, un órgano de consultas del Gobierno.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, explicó que se abrirán líneas de crédito por 4.000 millones de reales (unos 1.900 millones de dólares) para la industria automotriz, con el objetivo de que se asegure la financiación a los clientes. EFE | Ampliar imagen
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, explicó que se abrirán líneas de crédito por 4.000 millones de reales (unos 1.900 millones de dólares) para la industria automotriz, con el objetivo de que se asegure la financiación a los clientes.
Además, otros 11.000 millones de reales (unos 5.000 millones de dólares) serán puestos a disposición de las pequeñas y medianas empresas, a fin de fortalecer el capital de giro de un sector que es uno de los grandes generadores de empleo.
La industria automotriz brasileña, una de las más pujantes y considerada la sexta del mundo, ha pisado el freno ante la crisis financiera global y varias empresas han dado vacaciones anticipadas a sus empleados y reducido su producción.
La firma Volkswagen, una de las más importantes, redujo la jornada de trabajo de 42 a 40 horas semanales en una de sus plantas, en otras dos suspendió las horas extras y en una cuarta anunció vacaciones colectivas por un período de diez días.
Según los sindicatos, medidas de ese corte son una prueba de que la crisis financiera ya ha afectado de lleno a la “economía real” en Brasil, sobre todo por las restricciones al crédito, que durante los últimos años era facilitado para la compra de vehículos.
Hasta septiembre pasado, sin embargo, las ventas de automóviles mantenían una curva creciente y la industria calculaba que el año cerraría con un aumento del 24,2 por ciento en el mercado interno y del 7,4 por ciento en el sector de exportaciones.
La preocupación del Gobierno es que las empresas mantengan el ritmo de producción y ventas al menos hasta fin de año, para atajar los efectos sobre los trabajadores.
Mantega explicó que el dinero para esos créditos provendrá del Tesoro, que emitirá títulos para fortalecer al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), de esa misma institución estatal y del encaje bancario obligatorio.
Otra decisión adoptada hoy amplía en diez días el plazo que las empresas tienen para el pago de impuestos, lo cual “no es un gran alivio, pero es un alivio”, dijo Mantega.
Con esas medidas, según el ministro, se pretende “mantener el crecimiento del crédito entre un 15 y 20 por ciento, suficiente para mantener el crecimiento de la economía”.
Según Mantega, “lo peor” de la crisis “está pasando” y eso es una buena señal para la economía del país.
“Tal vez veamos una luz al final del tunel”, declaró el ministro, aunque no quiso soltar las campanas al viento y agregó que espera que “no haya una locomotora viniendo en la dirección contraria”.