“Si hubiera algo equivocado no sería solo para mí, sino también para los gobernadores o los diputados”, dijo sobre sus sospechas en torno al sistema electrónico de votación usado en Brasil, de cara a las elecciones presidenciales, regionales y legislativas del próximo 2 de octubre.
Las urnas electrónicas fueron adoptadas por Brasil desde 1996 y hasta ahora no han sido objeto de una sola denuncia de fraude, pero aún así el mandatario insiste en que no son fiables.
Ante cientos de pastores de la Asamblea de Dios, declaró que, en favor de una mayor “fiabilidad” del sistema, pidió a las Fuerzas Armadas, como miembros de una comisión de transparencia de la Justicia electoral, que “fiscalicen” el proceso, pese a que las autoridades responsables de los comicios ya lo han rechazado.
El líder de la ultraderecha también volvió a descalificar las encuestas, que desde hace más de un año le atribuyen una intención de voto del 30%, frente al 45% que obtendría el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, candidato de un frente progresista. EFE