Para los familiares y amigos que fueron a recibir a los paraguayos que regresan de España no fue fácil describir su estado de ánimo.
Agrupados en un rincón de la sala de espera estaban los parientes de María Elena Cabrera.
“No sé qué le puedo decir. Por un lado, estamos muy contentos porque de nuevo la tendremos entre nosotros, pero por otro lado lamentamos que le hayan truncado su esperanza por mejorar su nivel de vida y consolidar su futuro, más aún teniendo en cuenta que aquí no tenía nada que hacer”, expresó Carlos Cabrera.
Familiares de Adolfo Sanabria señalaron que el joven también deambuló en busca de trabajo en nuestro país, pero no consiguió.
MANOS VACÍAS. “Acá ya no tenía ninguna expectativa y por eso todos le ayudamos de alguna forma para viajar; ahora que vuelve sin nada, para nosotros es triste y lamentable”, sostuvo Inés Cáceres, quien se identificó como amiga de Adolfo.
El caso de Ariel Arévalos también provocó reacciones diferentes. Su mamá dijo sentirse feliz por el retorno del hijo y orgullosa “porque él se fue a buscar trabajo y no a robar”.
El ambiente cargado de tensión que se vivió por momentos en el aeropuerto Silvio Pettirossi se acentuó cuando comenzaron a aparecer en la zona de acceso restringido los primeros viajeros, pero la situación se alivianó cuando los mismos expulsados celebraron el hecho de regresar sanos y salvos para volver a empezar.
Pasajeros ajenos a la cuestión mostraban un rostro diferente, celebrando su mejor suerte.