El Papa recordó que la liturgia de hoy, el tercer domingo de Adviento, invita a la “alegría del espíritu”, que no “está reservada” sólo a los cristianos, sino que es “un anuncio profético destinado a toda la humanidad, en modo particular a los mas pobres, en este caso a los más pobres de alegría”. Antes del tradicional rezo del Ángelus, en la plaza de San Pedro, dirigió un pensamiento a todos los que viven en medio de la guerra, a los enfermos, a los que están debilitados física y espiritualmente.
También se refirió a los que “han perdido el sentido de la verdadera alegría”, en especial los jóvenes, y lo buscan, “en vano, donde no pueden encontrarlo”, en el consumismo, en las “falsas diversiones”, en “los paraísos artificiales de la droga y de toda forma a alienación”. Benedicto XVI indicó que es “precisamente” a los “heridos por la vida y huérfanos de alegría” a los que se dirige, “de manera privilegiada la palabra del Señor”. (EFE)