Con el lema Para una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión, el arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, inauguró ayer la fase diocesana del Sínodo de Obispos, el proceso de escucha dentro de la Iglesia Católica enfocada a mirar la realidad nacional, y habló de los desafíos para un Paraguay ‘‘más solidario y fraterno’’ ante la ‘‘inmensa brecha’’ entre ricos y pobres’’, es decir, entre ‘‘los que tienen condiciones de acceder a la educación y a la cultura y quienes están marginados de ellas’’. Y destacó la importancia de construir la paz social ante tantos males que destruyen a la sociedad.
Esto, durante la homilía de la misa realizada en la Catedral Metropolitana de Asunción y que sirvió para que la Iglesia Católica paraguaya diera apertura al proceso que involucra en sinergia al Pueblo de Dios, al Colegio episcopal y al Papa, de cara a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se celebrará en 2023 en Roma.
Monseñor Valenzuela manifestó que un país debe caminar por la senda ética y la moral, apostando por el desarrollo integral de todo ciudadano, debe confrontarse con la violencia, el narcotráfico, el contrabando, las amenazas de las ideologías. Situaciones que causan tanto dolor como los recientes asesinatos y casos de sicariato en el Este del país.
Con relación a la ‘‘alta tensión’’ por crímenes generalizados y actos violentos, Valenzuela insistió en que es conveniente cuidar aspectos de la paz social y que esta debe construirse mediante la educación en valores humanos y cristianos.
El arzobispo explicó que Sínodo debe ser un ejercicio de consulta sobre nuestra realidad eclesial y realidad nacional con sus ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales y religiosos, uniendo esfuerzos en todos los sectores, sean eclesiales, sean civiles.
Puso como ejemplo la situación de la educación golpeada no solo por la pandemia, sino también por las huelgas de trabajadores, que sin duda tienen sus necesidades y reclamos.
Calificó de gravísimo el estancado proceso educativo que deja a los niños y jóvenes perdiendo dos años de aprendizaje y pidió a las autoridades agotar todas las instancias para el diálogo, la exposición de necesidades de todos.
‘‘La preocupante realidad nacional requiere un diálogo constructivo, reconocer prioridades y disponerse a transitar por sendas de paz y justicia. Es bueno repetir la invitación a sindicatos y a los diversos manifestantes por sus derechos al encuentro en el diálogo constructivo’’, resaltó.
Finalmente, el religioso recordó a los fieles que la vida cristiana es servir con amor a los demás para hacer la vida un poco más grata a los que pasan mal. ‘‘No podemos humillar, despreciar, deshumanizar, porque nos debemos a la dignidad de la persona, a su verdad de vida, y al bien común“, instó.