Lo hizo durante la homilía del último día del novenario de la Virgen de Caacupé.
Instó a los cristianos a no quedarse en el ritualismo, que la sola piedad popular (culto privado) no aleja del apego al mal y de la corrupción moral, de la violencia y de tráficos inmorales de drogas, lavado de dinero.
La Iglesia Católica debe ser sensible, misericordiosa, solidaria y tener las puertas abiertas para pobres y marginados, señaló.
En otro momento, resaltó los valores que promueven las instituciones y organizaciones provida y profamilia “ante la agresión de ideologías”.
Durante una conferencia de prensa, el arzobispo ratificó su rechazo al acuerdo Escazú sobre acceso a información y acceso a la justicia en asuntos ambientales, porque pone en el centro al medioambiente, buscando suplantar la visión antropocéntrica. “La tierra al centro, el ambiente al centro, que es el Dios panteísta que pretende educar, legislar sobre de la vida social y persona con la excusa de hacerlo sostenible”, afirmó.