08 nov. 2025

Apostolado de la confesión

Hoy meditamos el Evangelio según San Lucas 5, 17-26.

En el Evangelio de la Misa de la fecha San Marcos nos dice que llegó Jesús a Cafarnaúm y enseguida se supo que estaba en casa, y se juntaron tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio.

También cuatro amigos se dirigieron a la casa llevando a un paralítico; pero no pudieron llegar hasta Jesús por causa del gentío. Entonces, valiéndose quizá de una escalera posterior, llegaron hasta el tejado con el paralítico; levantaron la techumbre por el sitio donde se encontraba el Señor y, después de hacer un agujero, descolgaron la camilla en la que yacía el paralítico. Dejaron la camilla en medio, delante de Jesús.

¡Qué gran lección para el apostolado que como cristianos hemos de hacer! También nosotros encontraremos, sin duda, resistencias más o menos grandes. Nuestra misión consiste fundamentalmente en poner a nuestros amigos frente a frente con Cristo, dejarles junto a Jesús... y desaparecer. ¿Quién puede transformar la interioridad de una persona sino el Señor, y solo él? El apostolado está en el orden de la gracia, de lo sobrenatural.

El papa Francisco, a propósito del Evangelio de hoy, dijo: “Jesucristo al comienzo le dice: ‘¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados’. Tal vez esta persona quedó un poco sorprendida porque quería sanarse físicamente. Luego, frente a las críticas de los escribas, que entre sí lo acusaban de blasfemia, porque solo Dios puede perdonar los pecados, Jesús lo cura también en el cuerpo”.

“De hecho, las curaciones, la enseñanza, las palabras fuertes contra la hipocresía, eran solo un signo, un signo de algo más que Jesús estaba haciendo, es decir, el perdón de los pecados, porque es en Jesús en quien el mundo viene reconciliado con Dios, este es el milagro más profundo: Esta reconciliación es la recreación del mundo: se trata de la misión más profunda de Jesús”.

“La redención de todos nosotros los pecadores; y Jesús hace esto no con palabras, no con gestos, no andando por el camino, ¡no! ¡Lo hace con su carne! Es el mismo Dios, quien se convierte en uno de nosotros, hombre, para sanarnos desde el interior, a nosotros los pecadores”…

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://es.catholic.net/op/articulos/10580/cat/504/levantate-toma-tu-camilla-y-vete-a-tu-casa.html)