“Este es el único camino para romper las cadenas de odio y venganza que aprisionan y para desactivar las bombas del egoísmo, del orgullo y de la soberbia humana, que son la razón de toda voluntad beligerante que destruye”, añadió el papa que pidió “una diplomacia de la esperanza, de la que todos estamos llamados a hacernos heraldos, para que las densas nubes de la guerra puedan ser barridas por un renovado viento de paz”.
En el aula de las Bendiciones, ante los 184 embajadores, Francisco repasó en su discurso, que suele ser el más político del año, las crisis y guerras actuales pero también, por ejemplo, la crisis del multilateramismo.
Francisco pidió a un colaborador que leyese el discurso debido, explicó, a que está aún resfriado.
CRITICA INSTITUCIONES MULTILATERALES. Aseguró que “las instituciones multilaterales, surgidas en su mayor parte al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hace ochenta años, ya no parecen ser capaces de garantizar la paz y la estabilidad, la lucha contra el hambre y el desarrollo para los cuales habían sido creadas, ni de responder de manera verdaderamente eficaz a los nuevos desafíos del siglo XXI, como las cuestiones ambientales, de salud pública, culturales y sociales, además de los retos impuestos por la inteligencia artificial”.
Deseó para este 2025 que toda la comunidad internacional se esfuerce ante todo en poner fin a la guerra que desde hace casi tres años baña de sangre a la afligida Ucrania y que ha causado un enorme número de víctimas, incluso muchos civiles
Así como renovó su llamamiento “a un alto el fuego y a la liberación de los rehenes israelíes en Gaza, donde hay una situación humanitaria gravísima e innoble”, y pidió “que la población palestina reciba todas las ayudas necesarias”.
Francisco también instó a “un esfuerzo para crear condiciones dignas de trabajo, de por sí noble y ennoblecedor, y que este no sea un obstáculo para la realización y el crecimiento de la persona humana”.
Y lamentó “la horrible esclavitud de dependencia de las drogas que afecta especialmente a los jóvenes”.
Denunció el tráfico de seres humanos, pero subrayó que “es necesario hacerse cargo de las víctimas de estos tráficos... en América central como en el desierto del Sahara, o a tener que atravesar el mar Mediterráneo o el canal de la Mancha en embarcaciones improvisadas y abarrotadas, para luego terminar rechazados o encontrarse clandestinos en una tierra extranjera”.
CONDONACIÓN DE DEUDA. Asimismo, se dirigió “a las naciones más ricas para que condonen las deudas de los países que nunca podrían pagarles”. “No se trata solo de un acto de solidaridad o magnanimidad, sino sobre todo de justicia, cargada también por una nueva forma de iniquidad de la que hoy somos cada vez más conscientes: la ‘deuda ecológica’, en particular entre el norte y el sur”, aseveró.