“Esta gente trabajaba en una especie de equipos”, contó el comisario Reinaldo Delgado a Telefuturo.
Justamente, el modus operandi estaba tan bien planificado, que era fácil engañar a las personas. “Estaba la gente que recepcionaba los pedidos, ya sea de chapas, y de cédulas de vehículos. Una vez recepcionados esos pedidos, mandaban confeccionar esas chapas”, explicó.
Ya en la semana había sido detenida otra persona a quien se le hizo seguimiento y se pudo dar con el local ayer allanado, que funcionaba como un taller clandestino. Allí, se realizaban la terminación a la chapa.
CASI IGUAL. “Por su confianza caen en estos negocios. La mayoría creen que son documentos auténticos... Estamos hablando de delincuentes profesionales, porque a simple vista, tanto la chapa y la cédula es idéntico”, indicó Delgado.
La chapa del Mercosur tiene una medida de seguridad que era la que se tenía en cuenta para estas fabricaciones. Luego, se vendían por precios de G. 900.000 cada lado, aproximadamente. Se ofrecía a través de las redes sociales, con la idea de “evitar” los protocolos, por lo que daban resultados en poco tiempo.
Arturo Miguel Mendoza se dedicaba a la serigrafía y ploteado de motos y autos y era parte del equipo.