El Parlamento iraquí celebró una sesión extraordinaria para, en palabras de su presidente, Mahmud al ashadani, “desafiar al terrorismo” y condenar el atentado que ayer golpeó esta institución y acabó con la vida de uno de sus miembros. Además, las autoridades iraquíes detuvieron hoy a tres personas supuestamente relacionadas con el atentado.
Hasan al Saniyed, miembro de la chií Alianza Unida Iraquí (AUI), aseguró que se estaba investigando a tres trabajadores de la cafetería donde tuvo lugar el atentado suicida, por su posible vinculación con lo sucedido.
Tras el atentado, perpetrado por un suicida en la cafetería de la sede parlamentaria, diversas fuentes iraquíes y estadounidenses cifraron en ocho el número de muertos, tres de ellos parlamentarios. Sin embargo, la cifra de víctimas mortales se ha reducido y sólo se ha confirmado oficialmente la muerte de Mohamed Awad, diputado del partido suní Diálogo Nacional.
En la sesión extraordinaria celebrada hoy, Al Mashadani condenó el atentado, que describió como “un ataque desesperado” y “el tiro de gracia contra los terroristas y no contra los iraquíes”.
“El escaño del diputado permanecerá en nuestros corazones para siempre”, dijo en un acto al que también asistió el ministro del Interior, Yawad Bulani. Al Mashadani, musulmán suní, agregó que el ataque “no impedirá que el pueblo iraquí continúe su marcha democrática y su proceso político”.
“Lo que ocurrió ayer fue una tormenta en un vaso de agua. Hoy nos sentimos más fuertes que ayer mostrando nuestra unidad y nuestra solidaridad”, dijo.
Sin embargo, algunos miembros del hemiciclo atribuyeron lo sucedido a la violencia sectaria que sacude el país y pidieron que se reconsideren las estrategias del Gobierno de mayoría chií que dirige el primer ministro, Nuri al Maliki.
El atentado “no fue un problema de seguridad sino una cuestión religiosa”, aseguró el diputado suní Zafer al Ani, que pertenece al Frente del Consenso Iraquí, que cuenta con 44 de los 275 asientos del Parlamento.
“Lo que necesitamos son decisiones para alcanzar la reconciliación nacional con el objetivo de que todos sintamos que somos parte real de esta patria”, declaró Al Ani.
El Gobierno de al Maliki, en el poder desde hace un año, ha sido acusado en numerosas ocasiones de llevar acabo una política sectaria y de no actuar con contundencia contra las milicias chiíes, a las que muchos acusan de haber secuestrado y matado a cientos de iraquíes.
Por su parte, el viceprimer ministro, el kurdo Barham Saleh, calificó el atentado como “un acto de terror ciego que no distingue entre los iraquíes”. “Cuando visité ayer a los heridos encontré chiíes, suníes, kurdos y cristianos”, dijo Saleh.
El consejero de seguridad nacional, Muwafak al Rubei, subrayó durante la sesión extraordinaria que la lucha contra el terrorismo es “larga y amarga” y llamó a la unión de los iraquíes para acabar con ese fenómeno.
“Esta reunión es el mejor mensaje que se puede enviar a los terroristas para decirles que el pueblo iraquí está preparado para sacrificarse y ofrecer más sangre con el fin de derrotar al terror”, dijo Al Rubei.
Aunque este se puede considerar el peor ataque contra la sede del Parlamento, no ha sido el primero registrado contra esta institución o contra la altamente protegida “Zona Verde” donde está ubicado.
En octubre de 2004, seis personas murieron por una explosión ocurrida en una cafetería dentro de este área fortificada. Y el pasado 22 de marzo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el primer ministro iraquí tuvieron que interrumpir la rueda de prensa que ofrecían en la oficina de este último por el impacto de un mortero a apenas 100 metros del edificio, que hizo temblar la sala. - (EFE)