EFE-REUTERS
Buenos Aires
Tres grandes entidades agropecuarias de Argentina, uno de los principales exportadores del sector, iniciaron ayer una huelga patronal de nueve días en medio de un clima de tensión con el Gobierno nacional.
Confederaciones Rurales, la Federación Agraria y la Sociedad Rural Argentina (SRA) comenzaron el paro de nueve días en rechazo a la política gubernamental hacia el campo.
El sector está en contra de las restricciones impuestas por el Ejecutivo para exportar carne vacuna y de la intervención oficial en los mercados de maíz y trigo.
De esta manera, los agropecuarios no enviarán carne ni granos al mercado, aunque la distribución de lácteos, frutas y verduras no afrontará alteraciones.
La huelga se inició en medio de las diferencias entre integrantes del campo y del Gobierno, desde donde aseguran que el paro tiene “una intencionalidad política”, mientras que los dirigentes agropecuarios afirman que “simplemente se trata de un llamado al diálogo”.
UN DIÁLOGO DIFÍCIL. Sin embargo, el presidente argentino, Néstor Kirchner, consideró que “es difícil un diálogo racional (con el sector) cuando quieren la liberación de todas las exportaciones y de los precios del mercado interno”.
“No me opongo a que la gente gane toda la plata que pueda, pero hay un margen de solidaridad que no se puede olvidar”, sostuvo Kirchner, en declaraciones publicadas ayer por el diario La Nación.
Por su parte, el titular de la SRA, Luciano Miguens, rechazó la posibilidad de que haya desabastecimiento de mercadería en estos días de huelga.
“Si hay aumentos en la carne se registrarán por cuestiones especulativas y no por falta de productos”, enfatizó el vicepresidente de Federación Agraria, Ulises Forte.
Las entidades no descartan realizar “medidas espontáneas”, como caravanas y actos en los pueblos rurales durante los días de protesta.
La huelga de Argentina, tercer exportador mundial de carne bovina, cuenta con el apoyo de numerosas agrupaciones de productores del campo argentino, que en julio pasado ya habían paralizado sus actividades ante la decisión del Gobierno de suspender las exportaciones de carne.
“Atentado contra la libertad”
“Acá vemos que hay un atentado a la libertad de comercio. (Las autoridades) han virtualmente intervenido todos los mercados”, dijo ayer a la televisión argentina Jorge Srodeck, secretario de la asociación Carbap, que forma parte de una de las entidades rurales que lanzaron la huelga.
Los huelguistas argumentan que la intervención oficial generó bajas en los precios domésticos de las materias primas, lo que brinda mayores ganancias a las firmas exportadoras –que venden los productos a valores internacionales– en detrimento de los ingresos de los agricultores locales.
La carne es un elemento básico en la dieta de los argentinos y tiene un fuerte peso en el índice de inflación, que llegó al 12,3 por ciento en el 2005 y acumula un 8 por ciento en los primeros 10 meses del año.