EFE
Brasilia
Una complicada negociación del gobierno con los controladores aéreos y una amenaza de huelga de la Policía Federal en aeropuertos de Brasil mantenían en vilo a miles de pasajeros temerosos de que el caos se repita en esta Semana Santa.
El gobierno y representantes de los controladores, que el pasado viernes paralizaron todos los aeropuertos, iniciaron ayer una tensa negociación sobre las demandas laborales de los trabajadores, en su mayoría sargentos de la Aeronáutica que, entre otras cosas, exigen la desmilitarización de la actividad.
La reunión con el ministro de Planificación, Paulo Bernardo Silva, fue el primer encuentro entre las partes desde el paro del viernes, que desató un caos sentido todo el fin de semana.
Silva declaró que el gobierno está dispuesto a revisar el sector de control aéreo, pero aclaró que eso se hará “con tranquilidad” y “sin un puñal en el cuello”.
Aludió así a una supuesta amenaza de huelga de los controladores para los días festivos de Semana Santa, en los que se multiplica el número de pasajeros en todos los aeropuertos del país.
Los controladores exigen aumentos salariales, una modernización de los equipos, una menor carga laboral y la desmilitarización del sector, que parece haberse convertido en el asunto más delicado.
La Aeronáutica, que el pasado viernes intentó detener a los huelguistas, ha presionado por someterlos al reglamento militar, bajo el cargo de “rebelión”.
OTRO FRENTE DE CONFLICTO. Además de la crisis con los controladores, otro frente de conflicto amenaza con nubarrones para los próximos días de la Semana Santa.
Sectores de la Policía Federal, responsable por el control de documentos y equipajes en los aeropuertos, amenazan para hoy con una huelga de celo en los terminales de Congonhas y Guarulhos, ambos en Sao Paulo y los de mayor tráfico del país.
Los agentes exigen del gobierno un aumento salarial del 30 por ciento, prometido desde el año pasado y desde entonces pendiente.
El presidente del sindicato de policías de Sao Paulo, Francisco Carlos Sabino, citado por la oficial Agencia Brasil, dijo que los controles habituales serán extremos hoy, lo que sin duda “retardará el embarque y desembarque de pasajeros”.
Otras fuentes del mismo sindicato dijeron sin embargo que la huelga es una carta que dejarán para otro momento, pues no desean perjudicar con su protesta a quienes viajen en Semana Santa.
Alto porcentaje de cancelaciones
El clima tenso que se vive en el sector aeronáutico brasileño ha afectado al sector turístico, que apostaba fuerte en estos días de asueto y ha sufrido numerosas cancelaciones.
Aunque todavía no hay datos concretos, fuentes de la industria turística calcularon que las cancelaciones podrían llegar al 30 por ciento de los paquetes vendidos con anticipación.
Intentando pescar en río revuelto, empresas de autobuses han anunciado extraordinarias ofertas, a fin de atraer a quienes deseen evitar un posible caos como el del último fin de semana, cuando unos 18.000 pasajeros quedaron varados en los aeropuertos.
La crispación en el sector aéreo es grande desde octubre pasado, cuando un choque entre dos aviones causó la muerte de 154 personas en la Amazonia.
La crisis se ha traducido en cancelaciones y atrasos de vuelos, congestión en los aeropuertos y hasta protestas violentas de los pasajeros, denuncias sobre las deficientes infraestructuras y una mala gestión de los aeropuertos.