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Hasta hace unas semanas, se criticaba al Ejecutivo la actitud desaprensiva que parecía adoptar ante los anuncios catastróficos sobre los efectos de la denominada crisis financiera internacional.
Sobre todo a medida que países tan cercanos como la Argentina, donde viven cerca de un millón de paraguayos, ya venían adoptando medidas para que no se multiplicaran los despidos y evitar que creciera el número de pobres.
Cuando por fin el Poder Ejecutivo, a través del ministro de Hacienda, pone a consideración un Plan Anticrisis, empiezan a saltar las actitudes revanchistas y notoriamente mezquinas, como la que asume el sector oficialista del Partido Colorado. Lilian Samaniego, presidenta de la centenaria agrupación política, derrotada tras 60 años en el monopolio del poder, calificó de improvisado y atrasado el citado proyecto.
Sus expresiones no son la de una oposición seria. Parte del argumento que expone para condicionar el acompañamiento de la bancada colorada a la propuesta del Gobierno es que el Plan no se presentó antes. Supuestamente, porque meses atrás la ANR tenía mayor predisposición.
Es decir, los colorados estaban más dispuestos antes a sumarse a la búsqueda de soluciones para los problemas del país, incluyendo las secuelas de la ya famosa crisis financiera.
La Samaniego cuestiona al Ejecutivo que no busca el apoyo de los partidos políticos y, por ende, tampoco el consenso parlamentario para que planes como el mencionado encuentren eco en el Congreso.
Resulta que al menos tres de los cinco componentes del Plan Anticrisis requerirán de la aprobación del Parlamento, porque están vinculados con líneas de crédito.
La titular de la ANR dice que su partido no acompañará al Ejecutivo ni aceptará ninguna imposición. ¿Acaso no se le exigía celeridad en la presentación de un plan?
¿Cómo puede considerarse una imposición una propuesta que, como es sabido, debe pasar por la consideración del Legislativo? El poder donde están representadas diversas fuerzas políticas y en el que las bancadas, a su vez, se hallan fraccionadas conforme al segmento partidario que representan los legisladores. ¿De qué imposición habla Lilian Samaniego?
La dirigente que censura la demora en que incurrió el Ejecutivo para presentar el Plan Anticrisis anuncia que antes de decidir el apoyo a las medidas que contiene el proyecto, su agrupación política se tomará el tiempo para consultar con diversos sectores. ¿No era que se andaba con retrasos en el tema?
Si apremiaba el tiempo y los dirigentes colorados tenían tanta predisposición de participar y aportar en la materia, ¿por qué no realizaron las consultas en octubre del año pasado cuando, según la Samaniego, ya se conocía acerca de la crisis financiera?
Para remate, dice que nadie conoce el documento presentado “en forma teórica” por el Ejecutivo. ¿De qué otra manera puede presentarse un Plan que todavía no empieza a ejecutarse ni tiene asegurados los fondos para que se aplique?
Si, como dice, nadie tiene conocimiento del mismo, ¿cómo es que su partido ya empieza a desconfiar y a descalificar el documento?
Hubiera sido más creíble la postura de la dirigente colorada, si planteaba una contrapropuesta o al menos unas cuantas observaciones al Plan Anticrisis. Después de todo, conforme a sus expresiones, cuatro meses atrás ya se hablaba de eso. Por lo tanto, si realmente le interesara el país, a estas alturas la ANR ya debía haber ofrecido no una, sino varias opciones para afrontar la crisis. Después de todo, es responsable de que el país esté en condiciones tan frágiles y desventajosas.