Carlos Elbo Morales
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Generación de lisiados. La epidemia de accidentes de motos, sobre todo en el área central, abarca cada vez más a menores de edad, en donde los padres aparecen como los responsables.
Con base en los datos del Hospital de Trauma, el Ministerio de Salud Pública reveló que en lo que va del año el centro asistencial recibió a 622 menores de 15 años accidentados en motocicleta. De esta cifra, 251 corresponden a niños y adolescentes de entre 5 y 14 años. Entre julio y agosto fallecieron tres.
El continuo aumento de los accidentes en motocicleta preocupa a los que deben dar atención a las víctimas. El doctor Agustín Saldívar, director del Hospital del Trauma, señala que la mayor cantidad de casos se registra en el Departamento Central. Detalla que la entrada de un niño a un centro asistencial, entre los estudios y las intervenciones que deben realizarse, dependiendo de la gravedad del caso, podría tener un costo que orilla entre G. 120 y 150 millones. El tratamiento pos salida puede rondar los seis millones mensuales.
“Estamos creando una generación de lisiados y mutilados en épocas de paz”, advierte el doctor Hernán Martínez, director del Hospital Nacional de Itauguá. Este es otro de los nosocomios que sobre todo los fines de semana ven llegar a las víctimas de accidentes de tránsito en biciclos. En Itauguá la edad promedio de los afectados oscila entre los 5 y 10 años de edad. Según el cálculo que realizó, la estadía de un menor en terapia intensiva puede tener un costo de G. 6.000.000.
Impactos. En un choque, el menor sale despedido de la moto. “Lo primero que lleva por delante es la cabeza. Ahí puede lastimarse el cráneo o también la cara o los ojos. Al caer al pavimento puede golpear órganos internos como el bazo, abdomen, hígado y miembros superiores”, dice Saldívar.
El doctor Martínez menciona que varios niños afectados tuvieron que ser llevados a neurocirugía como consecuencia del accidente. “Muchos ya quedan con traumatismo de cráneo. Las fracturas graves también son muy frecuentes. A ello le sumamos el trauma sicológico con el que queda al salir del hospital”.
Los referentes de Itauguá y de Trauma dimensionan las consecuencias. En primer lugar el gran compromiso que representa para una familia, sobre todo humilde, estar a cargo de un niño accidentado. A ello se suman los días que perderá en la escuela. Las consecuencias físicas de por vida le impedirán desarrollarse con normalidad.
Frenos. Saldívar y Martínez están de acuerdo en que la educación preventiva no está funcionando para crear conciencia en motociclistas. Apelan también a la educación correctiva. “La policía de tránsito debe aplicar las sanciones correspondientes, sobre todo a los padres que no dimensionan el peligro. No pueden estar yendo entre varios en una moto que es para dos ni tampoco darle ese vehículo a un niño de 10 años“, dice el referente del Itauguá.
Saldívar cuenta que con otras instituciones están realizando charlas en colegios. El jueves lanzaron la campaña “¡Parana!” que busca concienciar sobre los peligros viales. En tanto que el Dr. Martínez señala la necesidad de que el sector privado se involucre. En específico empresarios del transporte público, considerando que en central los ómnibus internos dejan de circular temprano.