De los 344 aplazados, en la última convocatoria, un total de 45 solicitó la revisión de la evaluación. Resultó que solo 15 personas lograron notas positivas y pasaron el examen, según reveló Haydée Giménez, directora general del Cones.
La próxima semana recibirán a otros cinco alumnos que solicitaron a último momento la revisión. Esto supone que 329 alumnos deberán retomar sus estudios si quieren alcanzar a licenciarse
Giménez explicó que a todos se les entregó una constancia, tanto de aprobados como de reprobados. A los que pasaron, ese papel les sirve para gestionar sus títulos que quedaron retenidos en el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). En tanto, a los que se aplazaron en las dos oportunidades, el documento les permitirá acogerse a la resolución de reinserción vigente desde el 2016.
Una vez que se inscriban en la institución receptora –dijo– en el Cones recibirán una nota, a saber el plan de reinserción que implementarán.
Nivelación. La directora del órgano rector señaló que lo primero que se aplica es un examen de nivelación a los resinsertados para saber cuál es su nivel. “Ahí decidirán si empezará desde el primer semestre o desde el cuarto o quinto semestre”, especificó.
Desconocen la cantidad de funcionarios públicos entre los aplazados, pese a que trabajaron en coordinación con un equipo de educación de la Dirección Nacional de Enfermería del Ministerio de Salud Pública.
En el examen se evaluaron las competencias genéricas y específicas.
“Se les pusieron pequeños problemas de análisis cotidianos que debían ir resolviendo porque eso hace parte de su ejercicio profesional”, dijo al indicar que en ese aspecto hubo un porcentaje alto de no resolución.
“Nuestro examen fue teórico, pero con competencias prácticas. O sea, se plantea la práctica desde la problemática de la realidad, no es una prueba teórica donde se le pone que subraye la respuesta correcta”, aclaró. Para elaborar el examen se trabajó –dijo– sobre el programa de la Ley de Salud y Enfermería y sobre la bibliografía básica de la carrera.
Evitó deducir si este aplazo masivo constituye una especie de divorcio entre la academia y la práctica médica de los enfermeros: “Lo que vemos es que tiene que haber una correlación con el perfil. ¿Para qué se le forma a un licenciado en Enfermería? Y es para trabajar con todas las indicaciones médicas que corresponden y eso es lo que nosotros evaluamos”, sostuvo.